En la memoria de Héctor Hugo Eugui está grabada la literatura de Eduardo Galeano. Contemporáneo suyo, el ex futbolista y entrenador charrúa lo recuerda con afecto y nostalgia.

“Sí, se fue uno de los grandes de la literatura, como se han ido tantos otros”, comenta Eugui, triste tras la noticia. “Fue un escritor extraordinario, teniendo incluso todo en su vida acomodada, le buscó caminos y ahí empezó como muchos de ustedes, en los periódicos, que van de a poquito y mira, terminó escribiendo en los mejores periódicos de Uruguay”.

Y bueno, “ha contribuido en muchísimas cosas, un hombre que luchó mucho por la justicia”, observa. “Siempre hablaba de eso. Fue un hombre comprometido. Escribió o dijo muchas cosas que a lo mejor muchos de nosotros no hablaríamos”, acepta con un dejo de admiración. “Fue congruente en la forma de escribir, de hacer y decir las cosas”, abunda Eugui.

Mas en el escenario que mejor coincidieron Héctor Hugo y Eduardo ha sido en el futbol, “del que muy pocos escritores han hablado y escrito”, rescata. “Porque en otras épocas no les gustaba hablar de eso, como que el futbol era de poca importancia para los que escribían”, expone. Por eso, Eugui, de 68 años, siempre ha considerado como texto primordial el libro ‘El futbol a sol y sombra’, de Eduardo Galeano.

“Sí, es uno de sus grandes libros y cada vez que alguien acá que me pedía algún escrito de futbol, siempre les decía, ‘hay que regalarle El de futbol a sol y sombra’, que tiene de esos cuentos y tantas cosas importantes”, recomienda el estratega uruguayo, quien coincidió con Galeano en la infancia.

“No era yo solo, nos juntábamos muchos muchachos de aquella época en el Uruguay”, comparte. “Estuve ahí, en mi país, hasta el año 71. De ahí me fui a Argentinos Jrs. y en el 72 llegué a México”, recuerda.

“Me acuerdo de tantas anécdotas. Él era hincha del Nacional, aunque después dijo que no, que ya no tenía equipo, porque no le había gustado cómo se veía el futbol o cómo se manejaba”, reconoce. “Hay una anécdota de esas, en la que estaba en el talud, donde él iba, y que en el Uruguay era la parte de atrás de la portería. Ahí se veía el futbol de pie. Él decía que ahí iban los que sabían de futbol. Entonces había que escucharlo. Y él se paraba ahí y soltaba una frase: ‘Siempre hay alguien que dice algo que deja en el aire una gran verdad’. Pero éste era el caso de Guillermo Escalada, quien fue un gran puntero izquierdo del Nacional. Todo mundo decía que le pegaba muy bien, pero también que era un ‘burro’ y Escalada tenía una excelente zurda. Yo no lo catalogaba de esa manera, pero entre los hinchas hay de todo, y desde la tribuna, cuando Escalada va a tirar a portería, antes de hacerlo alguien le grita: ‘Con la herradura no, con la herradura no’, porque lo catalogaban como un caballo. Y de esas anécdotas siempre contaba”, redescubre risueño.

“Hace poco había comentado el tema de Maradona, de lo que la gente habla de él: ‘Dicen que Maradona lleva la pelota atada al pie y yo digo que Messi la tiene adentro del pie’. Era un hombre al que le gustaba hablar de futbol, del que decía que había que hablar muchas horas, porque no nada más era para un pequeño ratito. Esa ha sido la cercanía más importante conmigo, después él siempre salió del Uruguay, vivió muchos años fuera, y nosotros ya estábamos aquí. Regresó y siguió dentro de sus cosas. Esa es la historia más clara de don Eduardo Galeano”.

Otro de los grandes, Juan Carlos Onetti, “le llevaba más años, pero estuvieron juntos, coincidieron en muchas cosas”. Ni qué decir de Daniel Viglietti, “que vino a México, un excelente cantante, que cantó dentro de la rebeldía y la injusticia”, relata.

Sí, “creo que se fue un grande, adorado y criticado”. Vivió “como lo sentía, decía las cosas como las sentía, y eran cosas de la vida. Eso fue lo fundamental de don Eduardo Galeano”.

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