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alejandro.rodriguezd@eluniversal.com.mx
Sebastian Vettel busca el póquer de campeonatos en la F1. El piloto alemán es el que ha dominado el serial en los últimos tres años bajo una invencible pareja formada con el inglés Adrian Newey, el diseñador de sus potentes Red Bulls.
Vettel ha conquistado el campeonato de pilotos de 2010 a 2012, por lo que este año va por dos míticas marcas: la de alcanzar cuatro coronas y la de hacerlo de manera consecutiva.
El alemán busca igualar el mismo número de títulos del francés Alain Prost y el de convertirse en el tercer piloto que logra cuatro campeonatos al hilo, tal como lo hiciera el argentino Juan Manuel Fangio (1954-1957) y el alemán Michael Schumacher (2000-2003). Incluso, el heptacampeón del mundo consiguió coronarse en cinco ocasiones consecutivas, que es la racha más larga.
“La copa de campeón tiene que quedarse por un tiempo más en mi vitrina. También es la razón por la que corro en la F1”, comentó en días pasados Vettel a la agencia DPA.
En Newey tiene a su más leal aliado para diseñar un Red Bull que siga innovando en su diseño para sacar ventajas de los nuevos reglamentos de los autos.
“Hay que intentar sacar ventaja a otros equipos desde el principio y luego seguir presionando para defender esa ventaja”, agregó Vettel.
Entre los principales contendientes al título se encuentran el español Fernando Alonso, con Ferrari, y el inglés Lewis Hamilton, que hará su debut con la escudería de Mercedes.
El asturiano Alonso fue el más consistente el año pasado, pero no pudo destronar al alemán. Muchas de sus posibilidades se basan en el desarrollo que logren con su auto escarlata.
“Estamos 200 veces mejor que el año pasado”, ha repetido en varias ocasiones durante la pretemporada el piloto de Ferrari.
Esta campaña se compone de 19 carreras, una menos que el año pasado. Uno de los grandes retos para esta campaña se encuentra en el rendimiento de los neumáticos, una vez que Pirelli ofrece gomas menos resistentes para obligar a más paradas en los fosos.
Este domingo 16 de marzo es la primera parada con el Gran Premio de Australia, el inicio de batallas intensas por el campeonato 2013.
