La pregunta es: ¿a quién le irá Dios en la final que se juega este día? La respuesta es: “Sólo Dios sabe”. Y es que los máximos representantes de la religión católica son uno argentino y el otro alemán.

En el Vaticano se vivirá la final de la Copa del Mundo de diferentes maneras. Mientras el papa Francisco estará eufórico viendo cómo la selección de su país, Argentina, busca su tercer título; al papa emérito Benedicto XVI, alemán de origen, quizá ni siquiera le interese el resultado del juego.

Eugenio Lira, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, sabe que el duelo ha causado mucha expectación en todo el mundo y el Vaticano, el hogar del Papa, no podría abstraerse de esta moda de carácter futbolístico.

“El papa Francisco vive el futbol de forma especial. He visto que es un hombre muy atento con todo lo que pasa y todo lo que hace al ser humano vibrar. No extraña que tenga interés de una expresión humana tal”, dijo el Monseñor Eugenio Lira.

El papa Francisco, cuyo nombre secular es Jorge Mario Bergoglio, ha manifestado en reiteradas ocasiones su gusto por el balompié y no ha ocultado su afición muy particular por el club San Lorenzo de Almagro.

En cambio, Benedicto XVI, Joseph Aloisius Ratzinger, “lo ha confesado siempre y lo reiteró en su biografía titulada Mi vida. No le gusta el deporte. Ha declarado que cuando llegaba la hora del ejercicio en el seminario, sus compañeros vivían la fiesta en tanto que para él era un tormento”, recuerda Monseñor Lira, a quien tampoco le gusta el deporte.

El papa Francisco no es el primer sumo pontífice que confiesa su gusto por el futbol, el polaco Juan Pablo Segundo, Karol Józef Wojtyla, en su juventud jugó como portero. “Sí, claro —recuerda Eugenio Lira—, es más, cuando comenzó su pontificado, Juan Pablo II era llamado El atleta de Dios, por su gran afición a todos los deportes, no sólo al futbol”.

Mas lo importante es saber de qué lado estará la religión este día.

—¿En el Vaticano le van a Argentina? ¿Aquí, en el Episcopado Mexicano, a quién?

Pues cada uno tendrá en el fondo de su corazón a su favorito”.

—¿En Sudamérica dicen que Dios es argentino?

“Dios es universal. Él seguramente estará atento a ver cómo juegan. Ojalá lo hagan con limpieza y honor, y que gane el mejor”.

—¿Y.... A quién le irá Dios el domingo, Argentina o Alemania?

“Supongo que Dios le va a todos en general y a ninguno en particular”.

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