BARCELONA.— El tiqui-taca culé ha resucitado. Las genialidades de Lionel Messi están de vuelta y con un magistral “doblete”, el Barcelona corrige la ruta para concretar una épica remontada, de lo poquito que le hacía falta al club blaugrana. Suficiente para levantarse del 2-0 en la ida y terminar por golear 4-0 al Milán, al que elimina para avanzar a cuartos de final de la Champions League.

“A esta generación le falta una remontada”, dijo el volante Xavi Hernández, tras la derrota sufrida por el Barcelona en la ida y ayer la logró, gracias al resurgimiento de ese futbol magnífico con el que vibró el Camp Nou, que estalló en lágrimas de alegría.

Fue el Barcelona de las grandes ocasiones. Alentado por un campo en llamas, el equipo azulgrana mejoró la versión ofrecida en el último mes y fue el viejo Barcelona, el gran Barcelona, ese que presiona en campo contrario, que recupera el balón rápido, que mezcla el juego por las bandas, que tira paredes vertiginosas, que juega vertical... Y también fue el Barcelona de Messi.

Porque el argentino rindió a plenitud, como le pedían sus millones de incondicionales. Ayudado por la inteligencia de David Villa, el argentino se alejó un poco del área para participar más. Y sólo necesitó cinco minutos para marcar y poner en jaque al Milán.

Ocurrió en la jugada más conocida del Barcelona, que llegó a la frontal del área tirando mil paredes. El balón cayó en los pies de Messi, quien soltó un latigazo que el portero Abbiati ni vio y el balón entró por la escuadra.

El Barcelona sumó una, dos, tres y cuatro llegadas en 15 minutos y Andrés Iniesta, el mejor socio de Messi, estrelló un balón al palo.

En respuesta, el Milán tuvo una acción clave, a los 38 minutos, cuando Niang aprovechó un grave error de Mascherano para quedarse solo ante Víctor Valdés, pero estrelló su lanzamiento en el palo. Una acción decisiva, porque de inmediato llegó el segundo gol culé, también por la vía de Messi.

El argentino soltó otro fogonazo desde la frontal del área y sorprendió a Abbiati. Eliminatoria igualada al descanso, como en los mejores sueños de los hinchas azulgranas, con Lionel elevado de nuevo a los altares.

El Milán pareció mostrar una cara algo más ambiciosa en el inicio de la segunda mitad, pero un nuevo golpe, a la postre definitivo, le devolvió al piso.

A los 55 minutos, Mascherano se anticipó prodigiosamente, el balón pasó a Xavi Hernández y éste puso un espléndido balón sobre El Guaje Villa, quien definió con categoría.

Aturdido, el Milán tardó en reaccionar. Ni siquiera le ayudaron las entradas de Muntari y Robinho. El Barcelona se dedicó a defender con el balón.

El Camp Nou vivió los últimos instantes con el corazón desbocado y en el descuento llegó la sentencia, con un pase de Alexis Sánchez a Jordi Alba, quien certificó la clasificación culé.

Cuando llegó el final del partido, la hinchada local estalló en una de las mayores ovaciones de los últimos tiempos. Su equipo, una generación única de jugadores genios, había conseguido la gran remontada que soñaba. Volvió el mejor Barcelona de los últimos tiempos, ya en cuartos de la Liga de Campeones. Con Messi a la cabeza.

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