Pedro Caixinha se sentó en el timón celeste a tomar sus primeras decisiones. Fuertes y contundentes, también nostálgicas. El técnico portugués determinó comenzar una limpia en el plantel que va dirigir la próxima temporada. El gran sacrificado fue Christian Giménez.

No más Chaco en Cruz Azul. Ocho años en La Noria quedaron terminados, a pesar de los deseos del volante de seguir en la institución cementera, donde se convirtió en ídolo, pese a contribuir a la sequía de La Máquina de 20 años sin título de liga.

“Es una decisión mía. Es un gran referente de esta institución, pero en esta vida hay que tomar decisiones. Las puertas del club siempre van a estar abiertas para él en otras funciones. He hablado con Chaco y no seguirá con nosotros”, sentenció Caixinha.

El luso hizo algo similar cuando llegó a Santos Laguna. Su primer acto fue “deshacerse” de Oswaldo Sánchez y Juan Pablo Rodríguez en 2012, ambos veteranos y líderes.

Esta vez, el estratega condenó a Giménez a buscar un nuevo destino, el cual podría ser Pachuca. El interés del argentino naturalizado mexicano era otro. Quiso despedirse como futbolista con la camiseta cruzazulina. Tendrá que conformarse con volver en el futuro a La Noria, quizá, como entrenador.

“Mi idea era continuar, retirarme en este equipo y no se pudo. Uno siempre está a lo que decida el técnico y fue lo que pasó. Me voy con sentimientos encontrados”, confesó Giménez.

“Cruz Azul me quiere y yo quiero a Cruz Azul. Estoy seguro de que regresaré, como jugador ya no creo, pero sí como técnico”, añadió.

Antes de despedirse de la institución cementera, el creativo trotó en una de las canchas de entrenamiento. Estaba solitario y con cierto desconsuelo.

Más tarde, firmó autógrafos y se tomó fotografías con los aficionados que lo esperaban deseosos de despedirse.

“Chaco, no te vayas, quédate con el equipo”, le expresó una muchacha que portaba una cartulina con la petición.

“Me gustaría seguir, pero no le puedo mentir a la gente, porque no va a ser así. Esto sigue y tengo que ver hacia el futuro”, manifestó el futbolista.

El destino de Giménez tiene aires hidalguenses. Lo más seguro es que vuelva a ser tuzo, “porque hablo seguido con Jesús [Martínez, dueño del Pachuca]. Ya veremos qué es lo que pasa. Estoy con sentimientos encontrados”.

El adiós del ídolo de los últimos tiempos de La Máquina significó el inicio de la era Caixinha. El portugués arrancó su era deshaciéndose del tipo más querido del conjunto que ahora dirige.

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