El 2016 fue la peor temporada de Rafael Nadal. De los 16 torneos que disputó, solamente pudo conquistar dos, el Masters de Montecarlo y el Abierto de Barcelona.

Las lesiones en las rodillas provocaba una deficiencia en su juego; indicaban que el español ya no regresaría a su mejor nivel. Ni siquiera la arcilla, la superficie que ha dominado desde 2005, podría salvarlo.

Este 2017, el mallorquín demostró que sus aptitudes con la raqueta simplemente necesitaban un pequeño retoque.

Rafa comenzó la campaña con 30 años y como uno de los veteranos más destacados de la ATP, junto con Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray.

El ibérico llegó a la final del primer Grand Slam del año, Australian Open. Después de una batalla a cinco sets ante Federer, Nadal no aguantó al suizo, en uno de los mejores duelos de esta rivalidad.

El primer título para el español, en 2017, fue conseguido ya en la temporada de arcilla.  El originario de Manacor respiró gloria en el Masters de Montecarlo, su décima corona en Roquebrune-Cap-Martin.

El único trofeo que Nadal no levantó sobre el polvo de ladrillo fue el Masters de Italia, donde cayó ante el austriaco Dominic Thiem, en cuartos de final.

Fue un duro golpe en su preparación para el Abierto de Francia, mas ajustó su juego y se impuso en el Stade Roland Garros.

Tras derrotar al suizo Stan Wawrinka en la final, Rafael Nadal se convirtió en el primer tenista en levantar 10 veces un mismo Grand Slam.

La oscuridad del 2016 quedaba en el olvido. Recuperó su juego, dominio y gloria. Apenas era mitad de año y ya tenía cuatro títulos en la mano.

En Wimbledon no corrió con la suerte esperada. Rafa fue eliminado por el holandésGilles Muller, en octavos. Después de esa derrota, decidió descansar un mes. Regresó en agosto sin suerte. Quedó fuera del Coupe Rogers y de Cincinnati.

En el US Open, último Grand Slam del año, Nadal no tuvo complicaciones de alto grado para plantarse a la final e imponerse ante el sudafricano Kevin  Anderson, para sumar su decimosexto “grande” y estar fuerte para el desenlace de 2017.

El mallorquín puede sumar dos Masters 1000 más, Shangai y París, y un par de ATP 500. Podrá tomar la decisión de participar en los torneos que quiera, ya que todavía mantiene  distancia en el ranking mundial.

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