Más que un sacrificio en cuanto a salario, el futbolista que se “atreve” a dar el salto a Europa debe saber que su vida cambiará.

Matías Bunge, representante de Ulises Dávila (cuya carta pertenece al Chelsea), deja en claro que el tema cultural y hasta climático tienen que ser parte de la adaptación de todo jugador, si es que desea triunfar en las ligas de futbol más exigentes del planeta.

“Sacrificios económicos, por lo general, no”, aclara el promotor. “Cuando uno mira al futbolista que está fuera, uno piensa que es algo fácil, pero no es así. Hay muchos jugadores que se van de casa a los 12 ó 15 años y cuando salen a jugar a Europa, tienen que hacer un sacrificio, porque se van a vivir solos o con alguien de su familia, pero no tienen amigos.

Bunge avisa que ir a Europa significa enfrentar que “probablemente, el idioma no sea el mismo, que el clima no sea el mismo y en ese sentido son sacrificios. Acá llegan a la casa y hacen un asado y allá sí tienen que hacer sacrificios y si se sobreponen, puede que les vaya bien”.

Un mercado específico para el profesional del balompié tricolor no existe. Bunge recomienda que, como ha pasado con otras figuras, se dé un paso intermedio para acceder a los clubes de élite.

“Es complicado salir de México e ir a un grande como el Manchester United, como pasó con Chicharito. Llegar a esos equipos se necesita una adaptación y esos equipos no tienen tiempo. Rafael Márquez, cuando fue al Barcelona, triunfó porque tuvo su paso en el Mónaco en la Liga francesa, si hubiera ido directo al Barcelona, le hubiera costado”, expone.

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