Chivas abrió los ojos y, cuando lo hizo, se dio cuenta de que habían pasado tres meses desde que fue campeón, siete jornadas del Torneo Apertura 2017.

Era hora de ponerse a trabajar en serio.

El rey del futbol mexicano ha vuelto a la vida y su pastor, Matías Almeyda, que lo mismo es director técnico que director deportivo y hasta psicólogo de sus futbolistas, hace un recuento, analiza las claves para haber regresado de los infiernos, porque —para el futbol mexicano— es muy importante que el Club Deportivo Guadalajara esté de vuelta, que haya salido de su estado comatoso.

Que haya vuelto a la vida.

Momento que le permite afirmar que “estamos de regreso”, listos para luchar por la clasificación a la Liguilla. Sí, el sueño del bicampeonato está intacto.

Siete fechas sin ganar es mucho tiempo... En otras épocas, Jorge Vergara, dueño de las Chivas, habría sacado la guillotina y echaría a rodar cabezas; hoy, la paciencia es una de las máximas virtudes del polémico directivo.

“Soy un agradecido con nuestro presidente, [Jorge] Vergara, quien siempre ha confiado en nosotros”, ha dicho Almeyda. “Disfruto mucho ser el técnico de las Chivas, en las buenas y en las malas. La paciencia nos ha dado buenos resultados”.

Y es verdad, aunque la pregunta se repite: ¿si hubiera sido un técnico mexicano, Vergara hubiera tenido la misma paciencia?

La contundencia es otro factor a considerar en esta situación. Hasta antes del juego del sábado contra el Pachuca, el Guadalajara había anotado cinco goles en el torneo. Sólo en un partido, frente al Necaxa en la jornada tres, había marcado en dos ocasiones. Clavó tres sobre el campo del estadio Hidalgo, lo que es un mérito, porque su principal atacante, Alan Pulido, aún se encuentra lesionado.

“Pudimos concretar. Esa fue la diferencia de otros partidos”, confiesa Almeyda. “El equipo venía creciendo, de a poco. Sólo faltaban los goles y esta vez se dieron. Cuando la pelota entra, todo se hace más sencillo”.

Como ahora podría lucir el camino para un equipo que está a cuatro unidades de la zona de fase final, con 27 por disputar. Pese al mal arranque, la fase final no luce como utopía para los actuales monarcas de la Liga MX.

La palabra “campeonitis” revoloteó sobre la cabeza del equipo tapatío desde que se coronó ante los Tigres. Desde el inicio del actual certamen, el concepto creció al no llegar las victorias, algo que no dejó de lado el director técnico del Guadalajara.

“Cuando se gana, se mira desde otro lugar, eso es normal. Estábamos conscientes de lo que estábamos viviendo, también de que necesitábamos el triunfo. Ahora ya lo conseguimos. Es el primero que tenemos y es excelente lo que vivimos”, menciona, pero “no se ha ganado nada, nada aún”.

El siguiente paso es mantener el ritmo y meterse de lleno a la pelea por un sitio en la Liguilla.

Eso sí, para que se diera la primera victoria en el semestre, tuvo que haber algunos sacrificios. En el triunfo contra Pachuca hubo cambios en la alineación del Rebaño, cambios fuertes, como fue sentar al símbolo Carlos Salcido y a una de las estrellas, el volante Orbelín Pineda.

Todo en pos del equipo y de lograr el ansiado triunfo.

Sin echar las campanas al vuelo, pero tampoco sin dejar de oírlas, se puede decir que el Guadalajara está de regreso. El triunfo lo puso a cuatro puntos de la zona de clasificación, y aunque todavía hay medio torneo por delante, se puede decir que existe esperanza, más esperanza que vida. El actual campeón del futbol mexicano está de regreso, listo para luchar por lo que le pertenece.

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