Todos lo señalan, todos lo acusan. Pero quizá pocos entienden todo lo que ha tenido que vivir en su corta vida, 24 años, Marco Fabián. “No es justificante”, dice, pero acepta que la fama le llegó a pesar. “Quiéranlo o no... A todos les pasa”, acepta.

De niño no tuvo muchos amigos. “Me la pasaba viajando”. Después sufrió la pérdida de su hermano mayor Jonathan, acaecido a causa del crimen. Al final vino la fama como dulce refugio, una fama que no todos pueden sobrellevar.

—¿Quién es Marco Fabián?

“Un chavo que nació en Guadalajara... je, con un balón bajo el brazo. Mi papá [del mismo nombre] fue futbolista. Recién nacido estaba en el estadio. Mi juguete preferido fue un balón. Mis travesuras eran por el balón”.

—¿Eras muy travieso?

“Todo lo hacía con la pelota. Le rompí de todo a mi mamá, ventanas, cuadros. No la dejaba descansar. siempre era estar pateando el balón. Jugaba hasta que ya no se podía ver y cuando me metían a la casa hacía berrinche, siempre quería estar jugando”.

Pero la carrera del papá, futbolista al fin, lo llevó a cambiar de casa con mucha frecuencia y los amigos, así como venían, así se iban.

—¿Fuiste un niño solitario?

“Mmm. Quizá. Mi vida de chico era complicada. Estuve muy solo por el trabajo de mi papá, que cambiaba de equipo. Viví en muchas ciudades: León; Puebla, Cuidad Victoria, Tampico, Tijuana. Tenía amigos, sí, pero al año, los dejaba. Hasta que entro a Chivas encuentro estabilidad. Tengo pocos amigos, aún los frecuento.

—¿Esa soledad la solventabas con tus hermanas?

“Tengo una hermana, ahora vive en Irlanda. Se casó hace seis años. Hace dos [años] que fui a visitarla. Todos los días tengo comunicación y por internet ve mis juegos”.

—¿Y Jonathan?

Fabián borra la sonrisa de la cara, pero no rehúye a la pregunta.

“Sí, Jonathan falleció hace 10 años [víctima del crimen organizado]. Lo que le pasó me marcó. Fue una etapa muy difícil de mi vida, pero... pero está superada. Ahora lo entiendo, me costó varios años entender, pero al final... son cosas que pasan. Ahora me motivo al pensar en él, y quiero demostrarle, cumplirle la promesa que le hice y no defraudarlo, sé que desde arriba me está viendo”.

—Así que no fue una infancia sencilla. ¿Lo que vives ahora, se debe a lo que viviste antes?

“Quiéralo o no, sí”.

—¿Te afectó la fama?

“A todos les pasa. A mi corta edad podría escribir un libro por todo lo que me ha pasado. Ha habido golpes fuertes [en mi vida] que me han hecho madurar, pero tuve una buena educación, una buena familia... Al final, como todo ser humano, pues se cometen errores, pero he salido adelante. Hoy me siento tranquilo, con ganas de triunfar”.

—¿No te hartas de contestar siempre las mismas preguntas de los reporteros?

“No... Mira, es parte de todo. Cómo me voy a hartar. Respeto el trabajo de todos. Van pasando los días y se van borrando muchas situaciones y esto se refleja en la cancha”.

—¿Etapa superada?

—Sí, esa página ya la cerré. Estoy en otra etapa. Estoy muy claro con mis metas y trabajo solo para ellas”.

—Otro hubiera mandado todo al diablo, hasta a la prensa.

“No soy una persona que explote. Trato de no darle mucho vuelo a esa situación. Sé lo que valgo, lo que soy. Trato de sobresalir siendo mejor persona, mejor jugador. Sé que hay muchas cosas ocasionadas por mí, pero hoy, hoy quiero cambiar mi historia”.

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