Al mediocampista del Pachuca Jorge Hernández se le puso la “piel chinita” al salir ayer a la cancha del estadio Philips.

Pero más allá de la experiencia de medir fuerzas con el PSV, fue porque se trataba de un encuentro con causa humanitaria: para los damificados del sismo.

“Más allá de lo que se jugó en la cancha, me dejó la piel chinita el estar tan lejos y encontrar a gente que apoya a mi país, ahora que lo necesita. Eso es algo de admirar, muy bonito”, dijo a EL UNIVERSAL el medio de contención, tras el amistoso disputado entre el PSV y el Pachuca, que se saldó con empate sin goles.

“Estamos muy contentos por el gran detalle del PSV... Ojalá sigamos siendo solidarios. No sólo ante este tipo de cosas, también ante el hambre y la desigualdad que hay en muchas partes del mundo”, sostuvo el director técnico de los Tuzos, Diego Alonso, al hablar de la lección que dejó la gira por Europa, más allá del futbol.

El encuentro amistoso se caracterizó por gestos de solidaridad con las víctimas de los sismos que sacudieron distintas entidades de México.

Además de donar la taquilla completa a los damnificados (2.3 dólares por boleto), los espectadores que compraron su entrada tuvieron oportunidad de realizar aportaciones adicionales para apoyar a los dannificados por los sismos. También los 200 miembros del personal auxiliar aportaron su paga de 23 billetes verdes. El juego fue presenciado por 12 mil personas.

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