Tuxtla Gutiérrez .— Antes, el Víctor Manuel Reyna era naranja. Eran otras épocas, tiempos del gobernador perredista Pablo Salazar, quien dicen que aquí “impulsó mucho el deporte; era hasta entrenador del equipo de la Segunda División. Formó equipos de futbol americano y de beisbol”, recuerda la afición local.

Quien ponía la cara era el dueño de Farmacias del Ahorro, Antonio Leonardo, y con el asesoramiento del Grupo Pegaso, José Antonio García y compañía, armó un equipo de condiciones aceptables.

Eran los tiempos del uniforme naranja con “motitas” negras, para que pareciera ese felino del sur mexicano. Eran los tiempos de Lucio Filomeno, quien hizo el primer gol de los chiapanecos en Primera División, en el Torneo Apertura 2002, de los primeros años futbolísticos de Oribe Peralta…

Después llegó Salvador Cabañas, máximo goleador del equipo, con 59 tantos y el equipo llamó mucho más la atención. Se empezó entonces a conformar una afición fiel, entusiasta, entregada a su equipo.

Pasaron los años, el gobernador se fue, otro llegó y poco a poco, el apoyo al equipo de futbol se fue diluyendo, y el color naranja fue desapareciendo. Antonio Leonardo dejó a los Jaguares.

Después de un corto interinato de parte de TV Azteca, el club, en triangulaciones que ni la misma Selección Nacional se atreve a hacer, pasó a Querétaro; el Querétaro se fue a la Liga de Ascenso y el San Luis, que nada tenía que ver en el asunto, se volvió Jaguar y los Tuneros perdieron la categoría.

Fueron cambios que en su momento provocaron gran confusión, todo esto avalado por las autoridades de la pomposamente llamada Liga MX.

Y entonces, el Jaguar se volvió verde, como el Tri. Y hoy, con el apoyo, otra vez del gobierno del estado, “que para este juego, no puso nada de dinero, sólo la seguridad”, aclara la gente de mercadotecnia de la empresa SMG, que fue la que contrató el partido, el Jaguar quiere reverdecer, y ofrece numerosas muestras de su intención, especialmente motivados por la visita de la Selección Nacional que comanda Miguel Herrera y que de esta manera inicia un nuevo ciclo rumbo a la Copa del Mundo de 2018.

Las tribunas fueron pintadas de verde. Los palcos, adornados con hojas de plástico verde... “Parecen peluches”, dice la gente de aquí, asombrada por la rapidez con la que transformaron el inmueble chiapaneco.

Por fuera, la fachada del estadio fue cubierta por una malla metálica... verde, también. En la noche “se ve re padre”, vuelven a comentar, “porque la prenden”. Sólo hay un problema, “a la gente de la zona le subieron el costo de la luz”.

Mas nada de eso importa, porque vino de visita la Selección Nacional. El equipo de todos, que pocas veces juega en el país de todos, en lo que a amistosos se refiere.

La más reciente ocasión que el Tri vino a Chiapas fue en septiembre de 2008, cuando Cuauhtémoc Blanco, en un acto de rebeldía, decidió retirarse de la Selección, después de ser castigado por el entonces técnico de la escuadra tricolor, Sven-Göran Eriksson, según esto, por indisciplina. Llegó tarde a una concentración. En esa ocasión se le faltó al respeto a Blanco haciéndolo jugar apenas cinco minutos.

Meses después, Cuauhtémoc regresó y fue clave en la calificación del Tri al Mundial Sudáfrica 2010.

La gente es feliz, porque dicen “ahora sí hay estabilidad en el equipo [local], no se lo van a llevar”.

Parece que no, que la inversión que se ha hecho al remodelar el estadio, “no es cierto, no lo remodelaron, sólo lo pintaron”, reclaman; al construir una nueva casa club “en los terrenos que eran de la escuela de educación física”, aclaran; al formar una cancha de pasto sintético, “que la van a alquilar a las escuelas ricas”, denuncian; aseguran que el Jaguar seguirá siendo verde…, como verde es el Tri, como verde es el estadio, como verde es el adorno que hay en las calles.

Como verde también es el partido que gobierna en la región.

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