El futbol mexicano se cimbró. El máximo referente de la Selección Nacional, Rafael Márquez, fue señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como el prestanombre del narcotraficante, Raúl Flores Hernández. La leyenda tricolor quedó manchada a partir de entonces.

El golpe fue tan fuerte, tan contundente, que no solamente en el Atlas recomendaron a sus jugadores no realizar declaraciones al respecto para no perjudicar a su capitán en lo que viene, también en la Federación Mexicana de Futbol solicitaron a quienes fueran buscados por los medios, no hablar de un tema complicado pora el llamado Káiser.

La imagen que difundió la autoridad estadounidense resultó lapidaria. El zaguero que lo ganó todo con el Barcelona y suma cuatro Mundiales, forma parte —según la investigación— de lavado de dinero. Las empresas, escuelas y fundaciones de Rafa están inmersas.

Hermetismo en las instalaciones del Atlas, entrenamiento a puerta cerrada y cancelación de la fotografía oficial. El defensor no acudió a la práctica rojinegra.

De pronto llegó el comunicado de la Procuraduría General de la República en el que se anunció que el jugador fue voluntariamente a declarar acerca de la acusación. El asunto es que no es en México donde debe defenderse, sino en el país vecino, el cual posee un sistema judicial implacable.

Hasta pasadas las 20:00 horas, Rafa salió a dar su postura. Las instalaciones de Atlas Colomos lucían vacías y agigantaron la soledad del acusado. Ni directivos del equipo, tampoco abogados que pudieran interceder por el futbolista aparecieron.

Con un nudo en la garganta, Márquez lució nervioso al leer el comunicado. Dio la impresión de que sabía que la acusación es pesada, aunque refirió a notas periodísticas.

Comenzó a leer el texto con cierto temor: “Niego categóricamente cualquier relación con algún tipo de organización como las que se han mencionado”.

“Aclaro que nunca he participado en organizaciones que se han ventilado. Quiero ser puntual y apoyar a los gobiernos correspondientes, en la medida que sea posible y mantener informados a los medios de comunicación”.

Luego se levantó y dijo a los reporteros que no podía responder a las preguntas que lucían como indispensables: ¿Seguirá jugando? ¿Tiene el respaldo de su equipo y de la Federación Mexicana? ¿Tuvo relación con Raúl Flores Hernández? ¿De qué tipo, si llegó a existir? Respuestas que siguen en el aire.

La disputa de ese juego legal será compleja. Por lo pronto, Rafael Márquez se quedó sin visa y no puede tener ningún tipo de relación con Estados Unidos, ni sus empresas o bancos.

El futbol ha pasado a segundo plano para el defensor, quien tendrá que hacer una pausa en el final de su carrera en busca de ponerle remedio a este problema en su vida. A Márquez le toca probar su inocencia para quitar esa mancha “ delictiva” de su expediente que hoy parece indeleble.

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