México volvió al decepcionar al no poder abrir el muro de Estados Unidos, que vino a no perder, y lo consiguió al empatar a un gol.

Al Tricolor se le agotaron las ideas, al toparse con un viejo conocido: Bruce Arena, quien —con toda la sapiencia— vino a jugar a lo que sabe y sacó lo que quería: el punto que mantiene a los estadounidenses en zona de clasificación, y que le rompe el buen paso al equipo nacional mexicano, que ahora se irá a Rusia sin amarrar —por lo menos— la repesca mundialista, y pensando seriamente en mejorar su nivel, porque con esto, poco se puede hacer en la Copa Confederaciones.

Partido duro, rudo y rocoso, que da un empate amargo para la Selección Mexicana. Con 14 unidades, se mantiene en el primer lugar del hexagonal final de la Concacaf, pero con dudas que seguramente no harán nada placentero el viaje de casi 20 horas a tierras rusas.

El futbol, según Arena, tiene su A, B, C. El A: jugar a la defensiva. El B: esperar al error del rival. El C: aprovechar y marcar.

Sólo cinco minutos le bastaron a los estadounidenses para llevar a cabo su plan. Un error de Javier Hernández fue aprovechado por Michael Bradley, quien marcó un golazo al tomar adelantado al portero Guillermo Ochoa.

Gol que cayó como rayo al Tricolor, que simplemente permaneció como zombie. México inició el juego con su acostumbrada pesadez y vio cómo Estados Unidos tomaba más que ánimo... Tomaba por asalto el campo.

Juan Carlos Osorio mandó un medio campo lleno de buen pie. Con Héctor Herrera como contención-armador, dejando más sueltos a Jonathan dos Santos y Marco Fabián, quienes tenían la misión de buscar paredes y abrir espacios al Chicharito, mientras que por las bandas Carlos Vela e Hirving Lozano tenían la obligación de mandar los balones a zona de peligro.

No fue así. La línea defensiva de hasta seis estadounidenses evidenció la falta de imaginación del equipo mexicano, que ya en desventaja lucía nervioso, sobre todo en sector defensivo al no poder parar a Christian Pulisic.

Hasta que el Tri se salió del guión. Ochoa ganó una pelota en su área y de inmediato en largo dio a Hernández, quien limpió el espacio con un túnel sobre Bradley para abrir el balón a la derecha, donde Vela apareció y, con tranquilidad, arrastró a DaMarcus Beasley, Geoff Cameron y Omar González para que, desde los linderos del área, mandara un balón pegado al poste izquierdo de Brad Guzan, quien se quedó inmóvil.

El empate revivió a México e hizo que Osorio rectificara al sacar a Oswaldo Alanís de la lateral izquierda, para ingresar a Jesús Gallardo.

Conocidos los esquemas, ambos directores técnicos tomaron sus decisiones para la segunda parte. Arena decidió echarse aún más para atrás, aceptando por muy bueno el punto que sumaba, en tanto que Osorio —insatisfecho por lo obtenido— comenzó a hacer movimientos, pero los cambios del entrenador del Tricolor fueron en favor de su contrincante, quien se dio cuenta que el somnoliento juego mexicano poco daño le haría.

El tiro al poste de Herrera parecía despertar a México, pero Estados Unidos respondió con otro de Bradley, que casi hace callar al Coloso de Santa Úrsula.

Al acabar el juego, los estadounidenses festejaron el empate como victoria y el Tri, a pesar de sumar, pareció que restó. No puntos, pero sí amor propio, pues el que Estados Unidos le saque una unidad en el Azteca duele... Duele mucho.

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