PUEBLA.— Y el Guadalajara tuvo que regresar al inicio del laberinto para encontrar la forma de escapar. Lo hizo con una diminuta llave, esa que Aldo de Nigris recogió en el área poblana, cuando miles de seguidores rojiblancos aún deambulaban por las escaleras del estadio Cuauhtémoc.

Ironías del futbol: el calvario de las Chivas fuera de casa terminó justo donde empezó. El Rebaño Sagrado volvió a ganar como visitante, un año después, y lo hizo sobre la cancha que significó la primera de las 17 frustraciones hechas añicos, ayer.

José Luis Real y sus futbolistas se resistieron a apagar la velita de un amargo pastel. El 9 de febrero de 2013, los tapatíos derrotaron al Monterrey en el Tecnológico (1-0). Desde entonces, sólo tuvieron empates (nueve) y derrotas (ocho) como huéspedes. El primero de esos oscuros capítulos se escribió en el hogar del Puebla (1-1), el 17 de ese mismo mes.

Penosa historia fulminada con el cabezazo de De Nigris (4’). Se trataba de la segunda insinuación visitante, pero el seleccionado mexicano es el principal afectado por la anemia ofensiva de un equipo que no ha anotado más de una vez por partido durante el año (Liga y Copa). No había margen de error. Cumplió.

Ajustada victoria (1-0). Desahogo individual que significó la reanudación de la batalla colectiva con los miedos internos. Otra vez con el sufrimiento tatuado en la piel y el orgullo como principal arma. Los Camoteros se jugaron su resto, muy poco para hurtar un triunfo anhelado desde hace meses.

Eso explicó la algarabía colectiva tras el silbatazo final de Isaac Rojas. La invasión rojiblanca a la Angelópolis fue un éxito, aunque con varias gotas de sangre derramadas. La satisfacción que provoca imponerse fuera de casa era ya un sentimiento tan ajeno al Guadalajara, que varios de sus hombres habían perdido la noción del tiempo.

“No sabía que se cumpliría un año. Qué bueno que se dio el resultado, que no se llegó a eso”, compartió Rafael Márquez Lugo, autor de aquel tanto contra los Rayados. “[La del Cuauhtémoc] no es una cancha sencilla, el horario [mediodía] es pesado, Puebla juega bien, así es que tiene un valor importante”.

No había tiempo para futbol gourmet. Las Chivas estaban hambrientas, al igual que los miles de aficionados que las volvieron a hacer locales en campo ajeno. Las formas eran lo de menos.

Situación entendida por todos. De Nigris, Márquez y Omar Bravo volvieron a demostrar que también saben defender, por más que su hábitat esté en las áreas rivales.

“Fue un partido muy bien manejado por el equipo”, valoró Real. “Siempre ha sido una queja el manejo, y hoy [ayer] lo hicieron muy bien. Ganamos el primer partido de visita después de un año y los puntos son lo más importante”.

La salida del laberinto está junto a la zona más exclusiva del balompié nacional. El Rebaño también alcanzó a colarse —por ahora— a los sitios que dan clasificación a la Liguilla.

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