La balanza aún sigue inclinada a favor del hombre, observa Ana Gabriela Guevara. Entonces, denuncia que en los puestos directivos, donde se toman las grandes decisiones del deporte nacional, “hay una gran ausencia de mujeres”.

Senadora hoy, medallista olímpica y campeona mundial en su etapa como atleta, una fémina que se ha abierto camino en el terreno deportivo y de la política. El ceño luce fruncido en La Saeta de Sonora, porque pide igualdad de oportunidades con los varones, nada más, para que ellas no salgan perdiendo justo en el Día Internacional de la Mujer.

“Más que la falta de mujeres, creo que es darle la oportunidad de un equilibrio. Se habla mucho de las leyes que se han promulgado a favor de las mujeres y demás, pero se ha logrado muy poco de la participación en todos los escaños, no hay gran participación de mujeres y nos deja en cierta desventaja”, considera en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Ana Gabriela.

El director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Jesús Mena, es hombre, lo mismo que el presidente de la Confederación Deportiva Mexicana, Alonso Pérez.

En las distintas federaciones que aglutina la Codeme, la gran mayoría de los mandatarios son de género masculino.

Esa desigualdad, Guevara la ve como consecuencia de que aún en México ha sido difícil romper los pensamientos que cuestionan la dirección femenina. La batalla aún no la han podido ganar, pese a los avances que han mostrado las mujeres en las distintas disciplinas deportivas.

“A veces es nuestra cultura la que ha propiciado todo eso de: ‘¡Cómo nos va a dirigir una mujer!’, son estos estereotipos que ha costado acabar, a pesar de que estamos en este siglo ya avanzado, lograr roer estos engranajes que no logran destrabar esta sintonía cultural”, describe la ganadora de la presea de plata en los 400 metros planos en Atenas 2004.

Los beneficios de un mayor involucramiento de la mujer en la dirigencia deportiva —de acuerdo con Ana— están en la posibilidad de tener visiones diferentes y ponerlas en balance para la toma de decisiones, además de descartar que se realicen los programas desde una misma perspectiva.

“El equilibrio es siempre tener los dos puntos de vista. Si hay muchos varones, se actúa siempre sobre un esquema y paradigma que es muy difícil revocar. Cuando están los dos, se puede lograr ese balance. Con la sensibilidad y el entendimiento que le da una mujer, le da otra perspectiva”, asegura la hoy legisladora de la Cámara Alta por el Partido del Trabajo.

Ana se despoja de una visión “feminista”. Su intención no es que las mujeres acaparen, porque “no es algo definitivo [que tengan éxito], porque también hemos tenido decepciones o algunos momentos de que no han resultado como se esperaban. Ha habido directivas, federativas, de todo, como en el caso de los hombres, pero hace falta equilibrio, no esta postura feminista de que todo lo deben ocupar, sino que debe haber un equilibrio”.

En materia deportiva, la senadora considera que “hay mucho por hacer y mucho qué lograr”, aunque resalta los éxitos de las deportistas mexicanas, que han dado la cara últimamente por el país.

“Yo soy más de la idea de que podemos crecer y desarrollar mucho más, pero aplaudo que siga habiendo interés y que siga creciendo la activación física. En los últimos años, los resultados de Paola [Espinosa], los de Alejandra [Orozco] y María [del Rosario Espinoza], nos siguen dando la frescura de que las mujeres se quieren involucrar. En el nivel administrativo, sí hay una gran ausencia”, lamenta la hoy política.

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