BARCELONA.— Pocas veces se vio tanto cambio en un equipo como el protagonizado por el técnico mexicano Javier Aguirre en el Espanyol, que en sólo 100 días cambió angustia por tranquilidad.

Aguirre fue presentado como nuevo técnico de los Periquitos el 28 de noviembre, tras el despido del argentino Mauricio Pochetttino, un símbolo de la historia reciente del Espanyol. Asumía el mando de un club a la deriva, también en lo institucional, con un claro enfrentamiento entre hinchada y dirigentes.

El ex timonel del Tricolor se encontró con un equipo que ocupaba la última posición en la Liga española, deprimido y angustiado.

Y lo primero que hizo fue apelar a lo emotivo: “Tenemos que levantarnos con la cabeza, corazón y lo que sigue abajo”, dijo en su presentación.

Antes que lo deportivo, Aguirre aplicó su bisturí en el aspecto anímico, con el fin de recuperar la autoestima de unos jugadores con la moral por los suelos.

Y lo siguiente fue rearmar al bloque desde la defensa, intentando detener la sangría de goles recibida.

El “plan de choque” fue todo un éxito. Los jugadores recuperaron la sonrisa y el equipo consiguió mantener su arco en cero en siete ocasiones.

Con esta receta, el Espanyol fue saliendo poco a poco de la última posición hasta situarse decimotercero, con 32 puntos. Según las previsiones, al equipo le faltarían 10 puntos en las 12 jornadas que quedan para conseguir la salvación. Un reto asequible, aunque tampoco admite relajaciones.

Los números explican el éxito de Aguirre: 23 puntos en 13 jornadas.

Además, el mexicano consiguió un objetivo secundario como fue hacer un fortín del estadio Cornellá-El Prat, donde sólo cedió sendos empates ante Sevilla (2-2) y Valladolid (0-0). La hinchada volvió a vibrar con su equipo.

En este tiempo, el Espanyol sólo ha sufrido dos caídas: ante Barcelona (4-0) y Atlético de Madrid (1-0), los dos primeros de la Liga española.

De tal forma, que incluso los aficionados comenzaron a soñar con retos mayores, incluso la clasificación para jugar la próxima temporada competiciones europeas.

Pero Aguirre no quiere ni oír hablar de ello: “Lo primero es lo primero: salvarnos”, declaró.

A pesar de tanto éxito, hasta el momento ha sorprendido que todavía no exista una oferta oficial de renovación para el mexicano, quien firmó únicamente por siete meses. Se da por seguro que le van a proponer un año más de contrato, aunque quizá el entrenador exija otro.

“Aguirre es un técnico de nivel superior”, afirmó ayer el extremo portugués Simao, cuando le preguntaron sobre si el mexicano está capacitado únicamente para reflotar equipos en mala situación o si, por el contrario, también está para afrontar un proyecto de larga duración.

“Cuando él llegó al Atlético de Madrid, yo ya estaba. Luego jugamos dos estupendas temporadas, en las que el Atleti creció, y llegamos lejos en la máxima competición europea. Eso ocurrió cuando el Atleti transitaba también por momentos difíciles”, recordó Simao.

Ahora, le corresponde decidir al Espanyol si elige a Aguirre como arquitecto de un proyecto duradero.

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