NUEVA YORK .— Amigos en Facebook, transcripciones de mensajes en los teléfonos BlackBerry, archivos de texto. Todo eso constituyó el arsenal de alta tecnología al que recurrieron los investigadores de las Grandes Ligas para recabar las evidencias. Y con ello, las Mayores consiguieron que una docena de peloteros aceptaran los castigos de 50 juegos anunciados la víspera, por sus vínculos con la clínica Biogénesis.

Cuando se reunió con el sindicato de peloteros, Grandes Ligas mostró algunas evidencias. Aunque no hubo tiempo suficiente de que la organización gremial analizara todo, tampoco quedaron dudas de que los jugadores habían dejado un rastro electrónico, dijo una fuente cercana.

“Esto añade un estrato de pruebas que sin duda no estaba disponible hace unos años”, dijo el abogado del sindicato, David Prouty.

Hasta ahora, casi todas las suspensiones por dopaje en el beisbol se habían derivado de resultados positivos en los análisis. La pesquisa sobre Biogénesis reveló que los peloteros usaban drogas para mejorar su desempeño, incluso si ello no fue detectado por controles tradicionales.

“Para descubrir a defraudadores intencionales avanzados hay que usar medios ajenos al análisis”, dijo Travis Tygart, director de la agencia estadounidense antidopaje.

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