Especial para EL UNIVERSAL

El entrenador de Argentina, Alejandro Sabella, ha buscado un punto medio entre las dos escuelas de entrenadores argentinos opuestas por su filosofía: los Menottistas y la más pragmática, de mentalidad defensiva: los Bilardistas.

El estilo típico de Argentina adopta un sistema 4-3-3, con Lionel Messi ocupando la posición de “falso nueve” que asume en Barcelona. Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero se colocarán junto a La Pulga para crear una fuerte tercia de delanteros.

Ángel Di María suele proyectarse desde el centro del campo hacia la izquierda, pero cuando Argentina decide atacar, actúa como un cuarto delantero.

Los trazos de Fernando Gago hacia Higuaín por la derecha o Di María en el flanco opuesto, son el primer paso en el ataque.

Messi, por su parte, asume un papel más profundo, repecto a lo que hace en el Barcelona y es el gran motor del equipo.

En la parte trasera, Javier Mascherano desempeña un papel vital al detener los ataques rivales antes de que tengan la oportunidad de provocar peligro a un par de defensas centrales que todavía no han sido severamente exigidos: Ezequiel Garay y Federico Fernández. El mediocampo de la albiceleste puede sostener al equipo, pero la verdadera debilidad está en las dos bandas defensivas.

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