Concepción.— La pegada nigeriana fue infernal, demasiado dura para fulminar los sueños mexicanos de un nuevo título de Copa del Mundo Sub-17. La ilusión de campeonar en el Mundial de la categoría se murió ante los cuatro goles con los que los africanos derrotaron al Tri 4-2.

Jóvenes de la Selección Nacional bañados en sudor, que se mezclaba con su llanto. Dieron una batalla ardua, digna de un equipo que se sabe potencia en esa edad, pero que al final no pudo controlar el temible ataque de Nigeria.

El rostro de los chavitos mexicanos evidenció la desolación por no poder derrotar a un equipo poderoso y prácticamente incontenible. De nuevo, esas Súper Águilas demostraron que son el “coco” al que México no puede vencer.

Hace dos años, los nigerianos le quitaron al mini Tri el campeonato del mundo en los Emiratos Árabes Unidos y, en esta ocasión, impidieron que los pupilos de Mario Artega accedieran a la final de Chile 2015.

Arranque de partido que había sido esperanzador. México, con aplomo, dominó las acciones. El esférico era suyo, lo movía por todos los sectores del campo, prácticamente sin ejercer resistencia.

A los siete minutos, mediante un gol de Kevin Magaña, los tricolores pusieron justicia en el marcador. Un 1-0 que pronto se quedó corto para lo que había sido el trámite del encuentro.

Niños mexicanos superiores, que agobiaron a su rival, que crearon opciones. Tuvieron para irse adelante en el marcador por dos o más goles. Pero la falta de contundencia provocó la debacle... El despertar nigeriano fue violento.

Kelechi Nwakali marcó al 37’. Un tiro libre que fue inalcanzable para el portero e indefendible para la barrera que comenzó a romper los corazones mexicanos.

Nigeria se asentó, se deshizo del dominio de su contrincante. El Tri comenzó a dudar y perder balones con mayor facilidad.

México se volvió irreconocible. Los papeles quedaron intercambiados en esos minutos. Las Súper Águilas hicieron lo que los chavos nacionales no pudieron: reflejar su mejor juego en el marcador.

A los 42’, el esfuerzo africano dio frutos a través de Orji Okwonkwo, que coronó con éxito una buena jugada colectiva y dio la ventaja al conjunto africano.

La tónica se mantuvo en el segundo tiempo, con Nigeria imponiendo sus términos de manera paulatina y aunque México luchó hasta el final, no pudo con el campeón mundial defensor, pese a que logró empatar a dos de forma momentánea, con un gol que puede ser el mejor del campeonato, al mejor estilo de Diego Armando Maradona.

El lateral Diego Cortés tomó la pelota en su propio campo y corrió más de 50 metros con la esférica dominada, regateó a seis rivales, entró al área y batió a Udoh con un toque rasante a un costado. Golazo.

Era el tanto de la esperanza, el que ponía al mini Tri de nuevo en la lucha por el boleto a la final. Los de Arteaga se recuperaron en el ánimo y el funcioamiento colectivo mejoró.

El balón rondó el área de Nigeria. Había tiros que se notaban peligrosos, pero no acababan por hacer el daño preciso que decantara el juego a favor de México.

De nuevo, la carencia de contundencia volvió a pesar. Los yerros de cara al marco fueron constantes y no hubo alguien que lo remediara.

Pero los africanos tenían mucho que decir todavía, y Osinachi Ebere (66’) y Victor Osimhen (81’, penalti), estructuraron el marcador final, que sentencia una final africana.

Para Osimhen fue su noveno gol del torneo, del que es el máximo artillero hasta el momento.

Nigeria buscará su quinto título planetario de la categoría, en tanto Malí, actual campeón Sub-17 de África, aspira a destronar a las jóvenes Águilas, dirigidas por Emmanuel Amunike. Su rival será el combinado de Malí.

México aún tendrá que disputar el domingo el partido por el tercer lugar ante Bélgica. Pese a la caída de ayer, el Tricolor de la categoría Sub-17 se mantiene como una Selección de élite.

Las maletas mexicanas no tendrán de regreso un trofeo de campeón. Sin embargo, vendrá una generación de futbolista que promete de cara al futuro.

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