Los Tigres tienen la nómina más costosa del futbol mexicano, capaz de pasarle por encima a cualquier rival, pero también de decepcionar en un encuentro que luce sencillo, lo que sucedió ayer en el estadio Universitario.

El Querétaro consiguió un valioso empate (1-1) en su visita al actual subcampeón de la Liga MX.

Los goles fueron conseguidos por Luis Miguel Noriega (9’), para los Gallos Blancos, y Lucas Zelarayán (58’) por los felinos. Con este resultado, los norteños llegaron a cinco puntos conseguidos y los visitantes a cuatro.

El Querétaro se paró bien en los primeros minutos, en busca de contener las llegadas del local, y no desaprovechó la primera oportunidad que tuvo. Noriega entró al área tras pase filtrado y, ante la salida del portero Nahuel Guzmán, tiró para lograr la ventaja.

Después de eso, el encuentro tuvo pocas llegadas, a pesar de que los Tigres buscaron reaccionar con más arribos inquietantes al marco defendido por Tiago Volpi.

Los dirigidos por Ricardo Ferretti tuvieron la opción mediante un tiro libre por el lado izquierdo, en el que el defensa Anselmo Vandrechovski Juninho sacó potente disparo, aunque se fue muy por encima del travesaño.

Aldo Arellano estuvo cerca de marcar otro para el conjunto queretano cuando recibió pase del delantero brasileño Everaldo Stum, pero Guzmán se empleó a fondo para desviar el esférico.

Los Tigres no claudicaron y el delantero Eduardo Vargas disparó desde fuera del área, mas la pelota pasó apenas por un costado.

La parte complementaria siguió con los de casa en la búsqueda del empate y, al 46’, el andino Vargas estuvo cerca de lograrlo con tiro desde fuera del área y, después, Ismael Sosa mandó el balón por encima del travesaño.

Los norteños mantuvieron la intensidad y eso les rindió frutos. Al 58’, el delantero francés André-Pierre Gignac recibió el balón en el área y su tiro fue rechazado por Volpi, pero el argentino Zelarayán llegó al contrarremate para lograr la ansiada igualada.

El Querétaro continuó con la propuesta de cuidar el sector defensivo, aunque en ocasiones se animaba a ir hacia el frente, en busca de cimbrar una vez más a los inseguros anfitriones.

El local aún luchó por llevarse la victoria en la recta final del cotejo, pero los Gallos Blancos lograron contener los innumerables intentos del rival, por lo que la repartición de unidades fue inevitable, más allá del deseo de triunfo mostrado.

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