El problema son los naturalizados. Pero para Miguel Herrera, técnico nacional, no hay mayor conflicto, porque “el chiste [al final de cuentas] es ganar”.

El Piojo no ve reducido su universo para escoger jugadores; afirma que no se hace más pequeño con tantos naturalizados y extranjeros en el torneo de Primera División, pues asegura que esto le da posibilidades de tener un equipo mucho más competitivo.

“No, no se me reduce mi universo ni nada”, dice un Herrera muy convencido de las posibilidades que tiene en las manos, de cara al proceso rumbo a Rusia 2018, pasando por torneos como Copa Oro y Copa América, Copa Centenario, además de Copa Confederaciones.

“No hay que rehusarnos ni cerrarnos a nada. Vamos a visorear a todos los jugadores que sean elegibles para jugar en la Selección Nacional y quien tenga el nivel, sea nacido en México o no, pero tenga sus papeles en regla, será llamado”, afirma.

Los prejuicios en contra de los no nacidos en nuestro país, no caben en la agenda de Herrera: “No estoy peleado con nadie. Y es que está probado que eso no es ningún problema”.

El ejemplo más claro está a la mano. Alemania fue campeona del mundo... “con jugadores en su selección no nacidos en su país”, argumenta.

La Mannschaft llegó a Brasil con jugadores no nacidos en su país o de ascendencia extranjera, como Lukas Podolski y Miroslav Klose, nacidos en Polonia; Mesüt Özil, hijo de padres turcos; Jerome Boateng, hijo de padre ghanés y Sami Khedira, hijo de padre tunecino, entre otros.

“¿Quién le puso un ‘pero’ a Alemania? Nadie dice que Klose, el máximo goleador en Copas del Mundo [con 16 goles] es polaco, o de dónde viene el padre de Boateng”.

Así que para el técnico, hablar de naturalizados como problema, es sólo un pretexto. “Ponerse en contra de eso sería una tontería. El ser campeón del mundo es un trabajo a largo plazo; si hay que llamar a los mejores, mientras sean elegibles, los llamaré”.

Lo que sí pidió Miguel Herrera, es que más mexicanos salgan del país en busca de crecer: “Sería muy importante”, opina.

Mas también entiende que el mercado no está como para regalarse. “Si los mexicanos no se van es porque las ofertas no son atractivas. Aquí hay jugadores de mucho potencial, pero que los clubes que ofertan paguen lo que valen”.

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