El Atlético de Madrid aún extraña su viejo estadio, el Vicente Calderón. El sustituto, Wanda Metropolitano, queda en un sector aún a medio urbanizar, y los aficionados protestan de que el ambiente es frío.

Como cada ocasión en que el Atleti juega de local, este fin de semana, en el partido contra la Real Sociedad, la placa conmemorativa a Hugo Sánchez volvió a ser ensuciada con basura.

La placa de Hugo luce frente al estadio en el “Paseo de las Estrellas”, donde se homenajea a los futbolistas que disputaron más de 100 encuentros con el club. Pero los aficionados no perdonan la marcha de algunos que dejaron la institución por la puerta de atrás.

Mientras sobre la placa de Luis Aragonés reposan flores y velas, la de Sánchez es un estercolero de latas, cigarrillos y orines que intentan tapar su nombre, en una especie de conjuro para borrarlo de la historia del club.

El cuarto goleador de la historia de la Liga española jugó con los Colchoneros de 1981 a 1985 y ganó con el equipo una Copa del Rey, además del trofeo Pichichi al máximo goleador de la Liga. Luego fichó por el Real Madrid, donde se consagró con cinco Ligas consecutivas, otra Copa del Rey, tres Supercopas de España y una Copa de la UEFA.

Ante la insistencia en el ritual, Sánchez ha pedido “respeto” a los aficionados rojiblancos. No ha habido. “Yo me fui en 1985 porque tenía hambre de triunfos y en aquella época era difícil que el Atlético me diera esas oportunidades”, declaró al diario ABC.

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