Lewis Hamilton se declara enamorado de México. Pese a que la mayoría de los pilotos de la Fórmula Uno ya salió del país, el volante británico de Mercedes sigue exprimiendo su estadía hasta lo último para saber más de la cultura.

“He comido muchísimos tacos... Honestamente, toda la experiencia de mis días en México y las cosas que he hecho ha sido increíble. Creo que la gente es lo más especial que me he encontrado en este lugar. Toda esta energía de las personas que he conocido y su hospitalidad ha sido lo mejor. También los tacos me han encantado mucho y en general toda la comida mexicana”, compartió Hamilton, que ayer visitó la residencia británica en México.

Lewis arribó desde inicios de la semana pasada al Distrito Federal para disputar el Gran Premio de México, ya relajado, pues se trató de una carrera de trámite para él al haber asegurado en carreras anteriores tanto el Campeonato de Constructores como el de Pilotos.

Por ellos, se ha dado tiempo pa-ra realizar diversas actividades, como luchar contra Místico en el cuadrilátero de la Arena México entre otras actividades.

“Además de aprender de la lucha libre, estuve conociendo lugares de interés de la ciudad. Un día fui a un área elevada de la capital, como montañosa, y pude ver lo grande que es el Distrito Federal. ¡Parece no tener fin! El Gran Premio de México fue una carrera en la que vi cosas que nunca había presenciado, como la respuesta de los aficionados desde el primer día”, expresó Hamilton, con emoción en su voz.

Sobre el GP celebrado el fin de semana en el Autódromo Hermanos Rodríguez, calificó a la afición mexicana por encima de otros lugares con gran euforia por la F1.

“Este GP puso la vara muy alta para el resto de las carreras por lo masiva que fue y por la energía de los aficionados. Es muy diferente a lo que habíamos visto en otros países. En Inglaterra, por ejemplo, se tiene un gran grupo de aficionados, al igual que en España e Italia. Pero la energía de los mexicanos es aún mayor que cualquier otra pista. El trazado se volvió fantástico mientras más lo recorríamos. El compuesto escogido creo que nos complicó algo y ojalá para el próximo año tengamos otro”, dijo.

Durante su visita a la residencia británica tomó el té con el embajador británico Duncan Taylor y su esposa Marie-Beatrice Taylor. Además recibió obsequios, como unos cascos de piloto decorados con arte huichol y se dio tiempo para convivir con estudiantes de ingeniería, con quienes jugó en una pista a escala una serie de arrancones.

También recibió su enésimo sombrero charro. “Ahora sí ya tengo para regalar sombreros a toda mi familia en Navidad”, bromeó.

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