Una muleta renovada. Con más temple, maduro y capaz de improvisar al compás de la inspiración. Octavio García El Payo logró una sólida faena con su segundo de la tarde, al que pudo cortarle una oreja para salir triunfante, junto con Arturo Macías, en la segunda corrida de la Temporada Grande, en La México.

El diestro queretano tuvo la habilidad para llevar a Matecho, de la dehesa de Barralva, de un burel de poco trapío a un ejemplar noble en su cita con la muleta.

Octavio García se plantó con decisión ante el segundo de su lote. Intentó suaves capotazos que no encontraban eco ante un negro zaino que rodaba ante la mínima provocación.

Ahí fue cuando El Payo comenzó a hilar suaves y sentidas tandas. Inició con derechazos para pasar a los martinetes. El respetable salió del entumido frío ambiente en el Coso de Insurgentes para otorgar los primeros aplausos de reconocimientos.

El Payo siguió con las suertes en donde aparecieron las vicentinas. Trazados de inspiración que cambiaban en cada suerte. En ese momento, el público se levantó de sus lugares y se le entregó al diestro queretano, quien la emoción le brotó en sus ojos cristalinos y un fallido semblante serio para ocultar sus sentimientos.

Pero en la suerte contraria vino un pinchazo que parecía esfumar lo que se vislumbraba como un par de apéndices. Octavio García llegó al segundo descabello y, no obstante esto, el juez Jesús Morales le dio una oreja.

El regreso al ruedo de la colonia Noche Buena de Arturo Macías estuvo acompañado de un apéndice. El Cejas abrió plaza en una faena ante un burel sin fuerza como la mayoría del encierro del hierro queretano. En su segundo de la tarde, ante un toro soso y sin fuerza, sólo silencio.

En tanto que el diestro español Alejandro Talavante, pese a su toreo de gran transmisión, se fue entre palmas y silencio, con el segundo y el cuarto de la tarde, respectivamente.

Los tres matadores brindaron sus faenas al cantautor español Joaquín Sabina, presente ayer en la corrida.

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