Atacar y defender como uno solo. La leyenda en el jersey del equipo nacional resulta ser poco precisa ahora. La filosofía estaba ahí antes, pero todo cambió, cuando Fernando Santos relevó a Otto Rehhagel, el entrenador que guió a Grecia a su momento más glorioso en 2004.

La táctica de Santos está basada en la disciplina y la concentración táctica. La formación de 4-3-3 es la que le dio a Grecia la gloria en 2004 y no está planeado modificarla.

El entrenador portugués siempre ha favorecido el uso de tres volantes, apoyados por dos centrales muy fuertes. Su deseo es minimizar la distancia entre las dos líneas.

Los cuatro zagueros rara vez apoyan al ataque y eso les da el lujo de concentrarse exclusivamente en defender.

En el ataque, las cosas son más simples. Cuando Giorgos Karagounis, el símbolo del medio campo, no está en la cancha es Georgios Samaras el referente ofensivo.

Konstantinos Mitroglou está en punta junto con Dimitris Salpingidis, llegando por los costados.

Pero no hay que confundirse. Aunque el ataque no es malo, el orgullo de Grecia es su defensa, que en las eliminatorias, sólo concedió cuatro goles en 10 juegos, cifra que puede presumir en Brasil 2014.

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