GUADALAJARA.— La celebración es propia de quien acaba de sacudirse una presión extrema. Los jugadores rojiblancos se abrazan. Algunos van rumbo al vestidor. Los compañeros los llaman a gritos. Se reúnen todos en el centro del campo. Se dicen algunas palabras. Levantan las manos. La mejor señal de victoria. El cuadro tapatío está listo para el Clásico frente al América.

El Rebaño Sagrado llega al estadio Omnilife en medio de la tempestad. Michel Vázquez y Julio Nava han sido cortados del equipo. El ambiente ha sido tenso a lo largo de la semana. Apenas el lunes, un intento de “motín” amenazó el entrenamiento rojiblanco. El técnico John van’t Schip pende de un hilo. El proyecto holandés pierde credibilidad. Si algún día urge un buen resultado, sin duda es hoy.

Guadalajara busca en el campo la tranquilidad que no ha tenido fuera de él. Nada mejor para olvidar una crisis, que jugar al futbol. Aunque sea por chispazos. Esa es la exigencia de la afición y de la historia del equipo.

Tigres no modifica lo que normalmente es: un cuadro que hace del equilibrio su estandarte y de la solidez defensiva su principal arma. Encuentra, sin querer, una clara. Elías Hernández desborda por el costado derecho. El centro lleva fuerza. Héctor Reynoso se barre, corta el esférico, pero lo envía con dirección a su arco. Luis Michel salva con el pecho, al minuto ocho.

Como otras veces, Guadalajara recurre al tiro lejano como un recurso. Igual que en esas anteriores ocasiones, no sirve de mucho. Los fundamentos del futbol que propone el proyecto holandés. Amplitud, profundidad y velocidad son conceptos básicos para el juego de Johan Cruyff y compañía.

Chivas, de repente, lo recuerda. Amplitud: Xavier Báez recibe el esférico pegado a la banda izquierda; cambia de juego hasta la derecha. Profundidad: Jesús Sánchez controla y levanta la cabeza; su centro es al área, al otro costado. Velocidad: Rafael Márquez Lugo llega detrás de la defensa, conecta de cabeza, cruzado. Gol del Guadalajara, al minuto 22.

Apenas seis minutos más tarde, el mal de toda la temporada aparece de nuevo. Xavier Báez se duele sobre el terreno de juego. Se toca el muslo. No puede más. Se va de cambio. Otra lesión muscular en un equipo cansado de perder jugadores por razones similares.

En su lugar ingresa Luis Morales. Como en otros encuentros: revulsivo. El novato ha sido la revelación de la temporada. Es un joven con atrevimiento. Que imprime velocidad y frescura al ataque de Chivas.

Es precisamente el novato quien genera lo mejor del Rebaño Sagrado al arranque de la parte complementaria. Primero, al 52’, saca un disparo que se va por encima. Enseguida, al 56’, se tira una chilena dentro del área que no conecta con fuerza.

A la tercera, ya no perdona. Carlos Salcido ve el esférico venir y prepara el despeje. Jesús Sánchez lo persigue. El zapatazo es cortado por El Chapo que gana el balón. En el salto frente al arquero, toca para Luis Morales, quien mide la redonda para empalmarla con fuerza y mandarla al fondo. Gol que da tranquilidad. El segundo de su incipiente carrera, al 62’.

Pero Tigres reacciona, y al minuto 78 pone dramatismo al juego con gol de Alan Pulido que pone a temblar a los tapatíos y a sufrir en serio la recta final del cotejo.

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