Samara.— La hora de su examen final llegó. Si para algo fue contratado Juan Carlos Osorio fue para esto, para llegar al quinto partido, para romper la barrera de los octavos de final en la Copa del Mundo.

Es la hora de la verdad.

México contra Brasil, contra la potencia del mundo. Si se quiere hacer historia es ahora, y el colombiano fue el elegido para llevar a la Selección Nacional Mexicana a donde no ha llegado en 32 años.

Osorio parece tranquilo en la rueda de prensa previa al juego de su vida. Sonríe, saluda a todo el que se lo pide. Hay muchos brasileños que lo conocieron cuando dirigió al Sao Paulo. Se siente arropado.

“Quinto partido”

Dos palabras que no se mencionan en la concentración mexicana, pero que todos en ella lo piensan. El sudamericano se sale por la tangente, sabe que es hora de pensar en el juego. “¿Quinto partido? Por respeto, simplemente pensamos en merecer estar aquí”, dice, saliendo de ese espinoso tema.

Así califica el técnico a su rival. Quizá para justificarse, para hacer entender a propios y extraños el tamaño de la hazaña que busca.

No hay frases dramáticas, no hay retos al honor. Osorio está tranquilo, como buen estudiante que ha hecho su tarea y sólo está a la espera de presentar el examen.

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