MADRID.— Ni siquiera el zapatazo de Sergio Ramos (89’) devolvió esperanza a la mirada de José Mourinho. Impávido, el aún director técnico del Real Madrid contempló el heroico, pero inútil esfuerzo de un equipo que llegó en agonía al estadio Santiago Bernabéu.

Reacción tan épica como tardía. Atesorable para quienes valoran las derrotas honrosas, inservible en la hoja curricular de un hombre y un equipo acostumbrados a ganar.

Eso explicó que sus ojos asomaran frustración desde que volvió del camerino. Todavía quedaba tiempo, mas The Special One estaba consciente de que sus hombres habían regalado migajas durante los primeros 135 minutos de la serie frente al Borussia Dortmund.

Victoria (2-0, 3-4 global) sólo provechosa para el anecdotario. Los Merengues fueron gravemente heridos en Alemania. Mostraron cierta mejoría en los instantes que precedieron a su muerte.

Torbellino blanco capaz de cimbrar al sólido conjunto que deslumbra a Europa. Intimidante, pero efímero. Media hora de buen futbol (dividida en exactas mitades al inicio y final) resultó muy poco para un histórico que deseaba volver al cotejo por el título de la Champions League tras 11 años de ausencia.

Gonzalo Higuaín pudo hacer de Chamartín un hervidero cuando apenas se jugaban los primeros cinco minutos. Su impacto careció del temple necesario. Prólogo del tercer deceso madridista en las semifinales continentales. Todos, de forma ininterrumpida.

Mourinho lo presentía. Por eso, apenas movió la boca, mientras miles de gargantas se quedaron a un ápice de explotar. Todas, menos la de él.

Preferir al delantero argentino sobre Karim Benzema le costó demasiado. Para cuando echó mano del francés (57’), la remontada ya era una utopía.

Sus jugadores se aferraron al linaje y consiguieron arrinconar al Borussia, no sin antes ser salvados por el travesaño y Diego López, ese arquero de bajo perfil que ha aniquilado la polémica por tener al mítico Íker Casillas en la banca.

Benzema no falló en la primera opción clara que tuvo (82’). Ilusión recuperada... Al menos para varios de los fantasmas que deambularon sobre el lienzo verde.

Cristiano Ronaldo, Mesut Özil, Ángel di María y hasta Kaká volvieron a fallar a la hora cero, al igual que su entrenador, quien se convirtió en el segundo que pierde tres semifinales de Champions consecutivas. El otro es Leo Beenhakker. Sí, también al frente del Real Madrid (1987-1989).

La décima Orejona continuará como un sueño guajiro para los blancos. Mourinho tampoco pudo cumplir la misión. Falló en tres intentos... Y todo parece indicar que no habrá cuarto, lo que explica su fría actitud durante ese regreso que fue simple espejismo.

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