ACAPULCO.— Su labor requiere precisión milimétrica y es casi anónima. No ingresan a la cancha y su área de trabajo se reduce a unos pocos metros.

Son los encordadores del Abierto Mexicano de Tenis, personajes fundamentales para el éxito del cualquier partido.

“No podemos tener fallas, aquí vienen los jugadores y nos dicen la tensión exacta a la que quieren sus raquetas. Lo que hacemos es colocarles las cuerdas, limpiarlas y darles mantenimiento”, explicó Alfredo Olivares, quien por cuarta ocasión colabora en el torneo.

En un cuarto de reducido espacio, los encordadores dedican más de 12 horas al día a pulir las herramientas de los protagonistas. Cortan las cuerdas y las colocan de acuerdo con el pedido. Los especialistas deben tejer primero las líneas verticales y luego las horizontales.

“Entramos desde las ocho de la mañana y nos vamos cuando termina el último duelo. Contamos con las mejores máquinas para nuestra labor, que tienen un costo de 6 mil dólares, aproximadamente, y es por ello que se nos exige hacer el mejor trabajo posible.

“Cada jugador tiene sus requerimientos, algunos piden tensión baja de 12 kilos y otros de 15, nuestra labor es interpretar sus necesidades para que puedan realizar sin complicaciones sus jugadas”.

Olivares relata que en 2012 encordaron más de 500 raquetas en este mismo torneo y que este año, esperan llegar a las 600.

“Hay mucho trabajo todo el tiempo, los jugadores van y vienen y le dedican tiempo a explicarnos qué es lo que quieren. Cada uno de nosotros se encarga de unas 20 raquetas al día. Nosotros nos sentimos muy orgullosos de nuestro trabajo que, aunque es anónimo, tiene mucho valor”.

Para ser encordador del Abierto Mexicano se requieren ciertas características. La principal de ellas, contar con experiencia.

“Se hace una convocatoria para elegir a los mejores. En esta ocasión tenemos personas de México, Argentina y Canadá, todos con años dedicados a la especialidad.

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