La relación de Javier Marín con Querétaro no es nueva, ha tenido algunas exposiciones en esta ciudad pero no las suficientes, dice el escultor quien ahora exhibe Cabeza Vainilla en una plaza pública sin ninguna restricción de no tocar; en su visita a la ciudad, el artista adelantó a EL UNIVERSAL Querétaro que en septiembre viajará a Parma, Italia, y en octubre estará en Uruapan, lugar golpeado por la violencia y donde están intentando levantar un espacio cultural.

Cabeza Vainilla, con esa mirada melancólica trazada por Marín, observa a Santa Rosa de Viterbo, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Querétaro, a la intemperie, a la vista de todos, la gran cabeza espera encontrarse con los queretanos y visitantes de la Plazuela Mariano de las Casas para que jueguen con ella, dialoguen y le construyan su propia historia.

“Es sólo una pieza y es parte de un proyecto de cabezas monumentales que hice justamente para invadir, por decir de una manera, los espacios públicos, me encanta la idea de aparecer de la noche a la mañana en una plaza y que la gente que hace sus recorridos cotidianos se la encuentre de repente y pueda darse chance de salirse de la rutina de ver lo mismo, que la pieza establezca un diálogo con la gente y con el entorno, me encanta el tema de la escultura pública”, confesó Marín sobre esta muestra.

El nombre de la pieza no tiene nada que ver con una idea poética, aunque así parece, la gran cabeza fue concebida en una calle que tiene el nombre de Vainilla y así se bautizó, pertenece a una serie de tres cabezas monumentales que han viajado a Europa, Estados Unidos y algunas ciudades de México, de todos sus recorridos han generado historias, algunas manifestaciones de amor y hasta rituales.

“Esa es una pieza que tiene una historia larga de exposiciones en espacios públicos, viajó por Europa, Estados Unidos, en México ha tocado muchas ciudades y tiene varias anécdotas, en Vancouver la atacó alguien con un martillo, a otra cabeza de esta serie en Luxemburgo le dejaban ofrendas como de enamorados, lo juro; en Milán a otra cabeza le hicieron un exorcismo o una especie de ritual raro, tienen ahí su historia porque han ido recorriendo tantos espacios públicos y eso me encanta, siento que la pieza va escribiendo su propia historia”, detalló el artista.

La obra no tiene ninguna restricción, se puede tocar, meterse en ella; el artista dice que al ser expuesta en un espacio público, también está expuesta a una agresión.

“Son los riesgos, si provoca ser agredida, bueno, se lo va vamos escribiendo en su currículum, en su historia. Y hay que tocarla, vivirla y hacerla propia”, explicó Marín, creador con más de tres décadas de trayectoria.

En septiembre, Javier Marín, además de prepararse para su participación en el Maco Foto 2017, tendrá una nueva exposición en la Ciudad de México, en el Gallery Weekend México 2017, en donde presentará trabajos muy personales.

“Estoy trabajando una exposición interesante donde principalmente voy a poner obra bidimensional, una serie de ejercicios, trabajos muy personales que se han ido quedando en mi estudio, intentos de volver a la pintura, fotografía intervenida, es una exposición interesante por eso hay varias series, parecen incluso que fueran por lo menos cinco artistas los que hacen la exposición”.

También en septiembre, el escultor viajará a Parma, Italia, para exponer en el famoso laberinto creado por Franco Maria Ricci, mientras que a finales de octubre irá a su tierra natal.

“Voy a mi pueblo, Uruapan, también a una exposición grande, estoy muy emocionado porque estamos intentando levantar un espacio cultural y que se quede permanente en la ciudad, le hace falta a Uruapan, que es una de las ciudades que se ha visto  muy  golpeada con el tema de la violencia, estoy muy feliz”, manifestó Javier Marín.

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