Árboles de cerezo y jacaranda son parte de los símbolos poéticos y naturales de Japón y México, dos naciones separadas por dos lenguas diferentes y miles de kilómetros a través del océano Pacífico, pero cercanas a partir del sincretismo de sus tradiciones.

“Para mí, Japón es tradición, modernidad y un corazón siempre dispuesto a ayudar a los otros”, sostiene la escritora y traductora Cristina Rascón, quien a través de sus textos busca vincular sus raíces con las experiencias que vivió en el país oriental, así como contribuir al interés por la cultura nipona.

Junto con Isami Romero, Virginia Meza y Aurelio Asiain, Cristina Rascón forma parte de los mexicanos que buscan posicionar el haiku en las editoriales nacionales.

Flor del alba, antología de la monja budista y poetisa japonesa Chiyo-Ni; y Zoológico de palabritas, que cuenta con textos de su autoría, son los últimos libros que buscan abrir una ventana a la mirada de la poesía japonesa en México.

Zoológico de palabritas cuenta con poemas que Cristina Rascón empezó a escribir en 2007, pero que adaptó a la musicalidad hispana con un lenguaje que los niños pueden entender.

Flor del alba, editado bajo el sello Dragón Rojo, reúne los versos de la poetisa Chiyo-Ni en tres lenguas: japonés, español y náhuatl; y se complementa con las imágenes de Fabricio Vanden Broeck.

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