De traje y corbata, como sólo en ocasiones muy especiales se le ve, llegó don Fili al Museo Regional de Querétaro para ver su fotografía expuesta en una sala del recinto; por unas horas dejó el trabajo de la vulcanizadora para compartir con el público su experiencia de ser protagonista en Changarros Queretanos, serie que el fotógrafo Rubén Mejía inauguró en el marco del Encuentro Fotográfico Querétaro (ENFOQUE) 2018.

Filiberto Sánchez tiene 25 años trabajando en el servicio de vulcanizadora y un día llegó Rubén y le dijo: “Soy fotógrafo y quiero retratarlo”. Sin entender muy bien lo que quería aquel joven, don Fili aceptó la propuesta.

“Quedamos de vernos un domingo, llegó ese día como a las seis y empezó a preparar todo, terminamos como a las 10 de la noche. Me decía ‘póngase de este modo y ahora así, ya nada más otra foto y otra’, y lo veía correr de un lado para otro, subía y bajaba para tomarnos fotos de arriba y otras de abajo, ya hasta estaba sudando Rubén, porque no paraba, se ve que eso de tomar fotos también es muy cansado y así fue, hasta que dijo: ‘ya quedó’”, platica don Filiberto a EL UNIVERSAL Querétaro.

Tiempo después de la sesión, Rubén regresó a la vulcanizadora para entregarle a don Fili su foto. “Había pasado mucho tiempo, yo hasta pensé que se había olvidado, un día llegó y me dice: ‘le traigo su foto’. Yo esperaba una foto chiquita y que saca tremendo papelote. Me la regaló y hasta la autografió, y ahí la tengo en el taller. La verdad que no me esperaba eso, yo la veo y hasta ganas de llorar me dan, quedó formidable”, expresa.

Con los brazos cruzados y un gesto de seriedad muy marcado, se ve a don Fili en el primer plano de fotografía “Los jefes del barrio”, nombre que le dio Mejía a esa imagen, en donde Filiberto está acompañado de su hijo Martín Augusto, y un colaborador de la vulcanizadora, el señor Enrique Ramírez.

Esa imagen que hoy se aprecia en el Museo Regional de Querétaro, es la misma que tiene colgada en su taller don Fili y entre risas dice: “Los que ven la foto ahí en el taller, ya no me piden fiado”.

Foto para acercarse a la gente

El proyecto de Changarros Queretanos se creó para compartir, explica Rubén Mejía. “Tiene mucho que ver con el fortalecimiento de los vínculos, cuando llegué a Querétaro, hace cinco años, a raíz de una situación personal, yo quería fugarme de mi realidad, pero continuar con la fotografía (…) Y yo no conocía mucha gente y se me ocurrió hacer una fotografía que me permitiera conocer a la gente y les permitiera a ellos (los dueños de los changarros) convertirse en símbolos, a partir de ellos mismos”.

Experimentando con el color y la forma, Rubén fotografió diversos negocios de Querétaro, desde una panadería, relojería, estética, puesto de revistas y por supuesto, la vulcanizadora de don Fili.

“El proyecto se cierra con los fotografiados aquí, viéndose en formato grande (…) Esta parte del fortalecimiento de los vínculos le da un valor a su trabajo como parte de la identidad de un pueblo, en este caso como parte de la esencia de la mexicanidad, se llama Changarros Queretanos, pero estos negocios podrán estar en Cuernavaca o zacatecas, en cualquier lado”, agrega el joven fotógrafo, quien continuará con este proyecto de los changarros para seguir tejiendo más lazos por medio de la foto.

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