La Secretaría de Cultura federal expresó hoy su pesar por la muerte del pintor y dibujante estadounidense Philip Bragar (1925-2017), quien dejó de existir este sábado a los 92 años de edad.

Neoyorquino de nacimiento, el autor de más de tres mil obras, integrante el Sistema Nacional de Creadores de Arte, llegó a México en 1954, desde entonces lo convirtió en su hogar, un lugar del que apreciaba todo, desde su color hasta la calidez de su gente; su comida y sus aromas.

Nacido el 10 de mayo de 1925, Bragar jugaba a decir que dibujaba con los ojos cerrados, pues aseguraba que el resultado tenía que ver con lo que su alma quería expresar.

En declaraciones a la Secretaría de Cultura federal, su hijo Víctor Bragar habló de lo prolífico de su padre y aseguró que siempre fue un honor contar conla enseñanza, honestidad y amor al arte de quien fue una persona que se atrevió a hacer lo que quería de corazón.

Recordó que su padre fue veterano de la Segunda Guerra Mundial y que siempre agradeció nunca haber estado en combate. “Después de eso hizo un recorrido a caballo por todo el país hasta Centroamérica y fue cuando conoció este país y dijo: si un día decido ser artista, vendré a México y así fue”, expresó.

“Nunca necesitó ir a museos europeos, dijo que México era su lugar y decidió quedarse. Apreciaba todo, el color, la calidez de las personas, la comida, los aromas, los mercados públicos, el campo”, rememoró.

De 1954 a 1959 estudió en la Escuela Nacional de Pintura Escultura y Grabado, La Esmeralda. El pintor, dibujante, escultor y grabador incursionó en el uso de varias técnicas y procesos como acrílico, acuarela, óleo y escultura de madera, realizando los cortes sobre las placas de forma manual, así como también la impresión, monotipos y tintas.

Su obra se encuentra en diversas colecciones institucionales en México, Estados Unidos y Europa. El 13 de mayo de 2015, el Instituto Nacional de Bellas Artes organizó un homenaje para celebrar su trayectoria y celebrar sus 90 años de vida, acto en el que además le entregó un reconocimiento.

El festejo incluyó la creación colectiva de un políptico en el que participaron más de 100 creadores mexicanos como Alberto Castro Leñero, Gabriel Macotela, Francisco Toledo, Alejandro Arango y Sebastian, además de un reconocimiento que fue entregado el 13 de mayo de ese año en el Palacio de Bellas Artes.

Philip Bragar supo plasmar la existencia humana de múltiples maneras, reflejando su entorno, así como su contexto cotidiano en la sociedad urbana y rural. El color y la forma fueron el vehículo en el que afloró la fuerza de su característico expresionismo plasmado en sus diversas pinturas al óleo y acuarelas.

A lo largo de su carrera realizó diversas exhibiciones individuales, colectivas y privadas, entre las que se encuentran las del Palacio de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno y el Museo Universitario Contemporáneo de Arte, MUCA de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fue parte del Salón Independiente donde participó en todos sus eventos y exposiciones en el país. También en el ámbito académico impartió clases de arte a nivel universitario, así como conferencias y mesas redondas.

“Su corazón siempre estuvo abierto para ayudar a todos, niños, jóvenes, adultos, grupos de artistas, no conocedores del arte”, agregó su hijo Víctor.

Su trabajo forma parte de varios libros. Es el caso de la colección Cuadernos de autor, coeditado por la Dirección General de Publicaciones (DGP) y La Cabra Ediciones, cuyo primer volumen está dedicado a Philip Bragar.

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