Un día antes de clausura de la tercera edición del Festival Afrika Fusión, con gran orgullo y satisfecha por el éxito obtenido en los ocho días de duración del espectáculo, Olivia Voisin, directora del festival, compartió con EL UNIVERSAL Querétaro la misión de este tipo de muestras que reúnen grandes exponentes del arte con conciertos, exposiciones, conferencias, talleres infantiles, debates y otras actividades que forman parte de este evento encargado de crear sinergias y puentes de intercambio entre varias culturas.

“La labor del festival es artístico pero también subcultural, al tratar de enseñar en el estado que el continente africano es un continente rico en cultura, la cuna de la humanidad, tiene mucho que aportarnos. Este trabajo está vinculado al pasado pero adaptado para proyectarlo en la contemporaneidad”, aseguró Voisin.

Uno de los shows que atrajo gran cantidad de espectadores fue un concierto que tuvo lugar en el imponente Teatro de la Ciudad, donde djembes, dununs —tambores africanos— y aplausos resonaron en cada rincón del recinto, ante auditorio lleno que disfrutó cada sonido y cada canción de la música tradicional africana.

Presentada por el taller de percusión de Thomas Guei, reconocido percusionista internacional de Costa de Marfil, el concierto tuvo una duración de aproximadamente media hora, mismo que desató el canto y baile de los presentes en su lugar, con lo que el músico logró cumplir uno de sus objetivos: llegar y compartir la cultura africana con distintos públicos.

El mismo Guei, por su parte, hizo una intervención en la que agradeció su participación por segunda ocasión en el festival: “muchísimas gracias por invitarme una vez más para compartir y fusionar la cultura africana con todos ustedes”, comentó el percusionista para después poner a cantar a los asistentes.

Minutos más tarde, Yadi World Music Band subió al escenario para deleitar a los asistentes con una mezcla de sonidos de jazz, rumba, reggae, sin perder los tintes africanos que resaltan gracias al talento de Yadi Camara, quien desde muy temprana edad despertó la inquietud por tocar el balafon, —marimba africana—.

Un piano, un saxofón, una batería, un bajo y percusiones también forman parte de esta fusión de ritmos, en la que los cantos tradicionales en lengua Susu —etnia de Guinea— y la mezcla de culturas mexicanas, chilenas y cubanas, logran un sonido genuino y perfecto.

Con un espectáculo de talleres de danza en el CEART, en el que se presentó el arduo trabajo realizado en días pasados y dirigidos por los maestros Nestor Kouamé, Wesley Ruzibiza y John Ramírez, además de una intervención de Olivia Voisin se dio por concluida la gala africana con coreografías afrocolombianas, un día antes de la clausura oficial programada en el foro de usos múltiples del Museo de la Ciudad.

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