Para recordar a Sor Juana Inés de la Cruz, en su natalicio, se reúnen los amantes de la lectura en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín. Leen, se entregan al placer de las letras, participan en dinámicas y conviven con los escritores queretanos que se dan cita en el Maratón de la Palabra 2017.

El patio central del Gómez Morín luce lleno. Son poco después de las 9:00 horas y el maratón comienza. Una menor ataviada como monja, emulando a Sor Juana Inés de la Cruz está a un costado del templete que sirve para que los lectores de los diferentes grupos, como “El hábito de Sor Juana”, grupo de lectura que inicia el maratón, que justamente conmemora este 12 de noviembre el natalicio de la Décima Musa.

Se leen extractos de la obra literaria de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana. Los presentes disfrutan de la lectura. El día es perfecto para escuchar y hablar de Sor Juana Inés.

No importa que a un costado esté ubicada una expo de agencias de automóviles, que de pronto se escuchen los llamados a las promociones y de vez en cuando algún motor que los vendedores encienden para llamar la atención.

En voz de los participantes del club “El hábito de Sor Juana” se leen fragmentos de los sonetos filosóficos-morales de Juana Inés, para la delicia de los presentes. Incluso, una edecán de los stands de vehículos se detiene a escuchar antes de empezar su trabajo.

Poco antes de las 10:00 horas comienzan a llegar jóvenes vestidos como cholos. La mayoría son muy jóvenes. Se comienzan a mover de un lado a otro, mientras un nervioso guardia de seguridad no sabe qué hacer ante la presencia de los recién llegados.

No pasa mucho tiempo para que todo vuelva a la normalidad. Son alumnos de la maestra Alicia Trujillo Gálvez, docente en la Secundaria Epigmenio González. La materia no podía ser otra: Español, en tercer grado.

Los alumnos de los tres grupos de tercero llevan a cabo su dinámica literaria, un homenaje a la rebeldía de la juventud. Por eso las indumentarias que para algunos podrían resultar ofensivas o considerarse un mensaje peligroso para el resto de la sociedad.

La intervención de los jóvenes es breve, pero es recibida con mucho agrado por los presentes, quienes les brindan una nutrida ovación. Los jóvenes escuchan las palabras de los organizadores, quienes elogian el trabajo de la maestra y de los alumnos.

“Los muchachos son geniales, maravillosos, entusiastas. Les gusta leer, pero les falta enamorarse, o nos falta a los adultos enamorar a los muchachos de la lectura, como que siempre los ponemos a leer como castigo, como algo que tiene que ser obligado, y no les damos la oportunidad de encontrar un libro y enamorarse de él. Otra cosa importante: no les leemos nosotros. Los papás, en algunos casos, no leen a sus hijos desde chiquitos y ese hábito no despierta a temprana edad”, indica.

Además, señala que uno de los errores que han cometido los docentes es “cobrar” la lectura, pidiendo resúmenes, reseñas y demás tareas, que les representan puntos en las calificaciones. “Darles la oportunidad a ellos (a los jóvenes y niños) de disfrutar la lectura con nosotros, de decirles que vamos a leer porque lo vamos a disfrutar, que ellos elijan la lectura que les agrada, así sea de anime o lo que sea, y darnos la oportunidad de entender y comprender porqué les gusta eso”, apunta.

Precisa que los gustos literarios de sus educandos son variados, pues a muchos les gustan los temas científicos y otros que son artistas, mientras que hay algunos más que están enamorados y les encanta la poesía. Depende de la necesidad de cada uno de ellos, el tipo de literatura que se le debe de acercar a los adolescentes.

La educación no sólo es leer. Los jóvenes también crean sus propios materiales. En tercer grado de secundaria, ellos tienen que escribir una autobiografía de lo cual se ayuda mucho para que las muchachas y los muchachos se conozcan y se reconozcan; además de empezar a nombrarse y escribir de ellos mismos, partiendo de sus experiencias personales de vida.

Vinculación.

De un lado a otro, para corroborar que todo se lleve a cabo de la mejor manera, Abel Piña, promotor cultural del Gómez Morín, dice que es la segunda edición del maratón, en el marco del Día Nacional del Libro, este 12 de noviembre. “Nos dimos a la tarea de vincularnos con diferentes gestores culturales, promotores de lectura y también creadores literarios; la mayoría son jóvenes. Enfocamos este evento a un público de educación media, pero en realidad es diverso y heterogéneo”.

Entre las dinámicas que se llevan a cabo se pide que se escriba en calcomanías una frase relacionada a los libros o cita de un libro, se pegue en un muro, se tome una foto y se suba a redes sociales con un hashtag para así regalar un libro, de los cuales hay muchos en la parte trasera del lugar, cuyo valor conjunto supera 2 millones de pesos.

Abel Piña agrega que la intención del evento es acercar a las personas con “el gusto por el libro, por la lectura, por la palabra y que se conviva en torno a estos elementos de la literatura”.

A pesar de ser siete participaciones programadas de las 9:00 a las 14:00 horas, las lecturas espontáneas de la gente que se suma a leer en el escenario no se hacen esperar y son bien recibidas.

Rocío Benítez, escritora, poeta y reportera de EL UNIVERSAL Querétaro, también participa en este maratón. Comenta su trabajo literario, lee extractos de algunos de sus poemas, y se da el tiempo de hablar de Lumbre entre las hojas, libro que recopila el trabajo de varias escritoras queretanas.

Con la voz firme que la caracteriza, Chío, como le dicen sus amigos, explica el contexto de su obra y lee parte de ella. Platica de su trabajo de promoción literaria en zonas como la Sierra Gorda, entre otras anécdotas.

El encuentro casi llega a su fin. Los asistentes van abandonando el lugar poco a poco, pero se llevan un soneto de Juana Inés, de Sor Juana, en la mente:

“Yo no estimo tesoros ni riquezas,/y así, siempre me causa más contento/poner riquezas en mi entendimiento/que no mi entendimiento en las riquezas”.

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