En el tema de las adicciones el gran reto, la gran tarea es enseñar a los menores de edad a decir “yo no, yo paso” cuando les ofrezcan alguna droga ya sea legal o ilegal.

Considero importante recordar que el consumo de drogas legales e ilegales es muy alto en el estado. En lo que se refiere a consumo de alcohol y tabaco ocupamos el vergonzoso primer lugar a nivel nacional. Hoy tristemente uno de siete estudiantes de secundaria y preparatoria ya presenta problemas de alcoholismo. Peor aún, en lo que se refiere a alumnos de primaria, 5to y 6to año, tenemos que prácticamente un tercio de los niños y una de seis niñas ya bebió alcohol con el agravante de que el 4.8% de dichos estudiantes ya presenta consumo excesivo y problemático (como referencia el promedio nacional es 2.4%). En lo que se refiere a adultos baste señalar que en Querétaro viven casi 100 mil alcohólicos (la mayoría de ellos no sabe que lo es) y prácticamente hay 400 mil familias, saque usted sus cuentas. Así pues, el problema que implica el consumo de drogas legales e ilegales es muy serio en el estado.

Dicen, y yo lo creo, que para resolver un problema lo primero que tenemos que hacer es reconocer la presencia de dicho problema. Por lo tanto es sumamente conveniente reconocer, aunque no nos guste, que las drogas legales e ilegales estarán siempre relativamente al acceso de nuestros menores de edad y que tenemos que prepararlos para ello. Lamentablemente y no obstante el gran esfuerzo que realizan las procuradurías, las policías y las fuerzas armadas para abatir la venta de drogas ilegales, siempre habrá el amigo, el compañero de la escuela, que con tal de ganarse unos pesos —inclusive para pagar así las drogas que él mismo consume— les ofrecerá y venderá drogas ilegales a nuestros menores de edad. Comparto plenamente las acciones emprendidas primero por el ex presidente Felipe Calderón y después por el presidente Peña Nieto en cuanto a buscar abatir la oferta de drogas ilegales ya que se ha comprobado que cuando la oferta y la presencia de drogas aumenta, el consumo, y por lo tanto el daño que genera, también se incrementa. Lo mismo, a menor oferta menor consumo (la prueba está en la promoción constante que observamos de las bebidas alcohólicas, si no existiese “promoción-incitación al consumo” el consumo bajaría).

En lo que se refiere a las drogas legales: alcohol, tabaco, medicamentos e inhalables la situación no es distinta. Vergonzosamente casi siempre hay un tendero o un comerciante irresponsable y ambicioso que está dispuesto a venderle estos productos a los menores de edad. Por ejemplo, la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Estudiantes 2014 —recién dada a conocer— nos indica que el 45% de los menores de edad que fuman adquieren sus cigarros directamente en las tiendas. No sobra señalar que es materialmente imposible supervisar todas las tiendas del país todo el tiempo en que estas permanecen abiertas, por lo que la “no venta” a menores de edad es prácticamente una decisión del comerciante. Esta irresponsable realidad también se presenta claramente en muchos de los llamados antros cuando les es permitido el acceso y el consumo de bebidas alcohólicas a los menores de edad.

Por lo antes señalado se hace indispensable que las mamás y los papás asumamos plenamente nuestra responsabilidad y enseñemos a nuestros hijos menores de edad a decir “yo no, yo paso” cuando les ofrezcan alguna droga, ya sea legal o ilegal. Es importante que mamás y papás comprendan que las drogas ahí están y ahí estarán. Ante ello y considerando que el 77% de los papás y el 83% de las mamás sí platican con sus hijos sobre drogas, es necesario que ambos estén debidamente informados sobre las características y efectos de cada droga. Para disminuir el riesgo de que nuestros hijos caigan en las garras de las adicciones es indispensable que abatamos los factores de riesgo como son: la desinformación, la violencia familiar, el mal ejemplo, el abandono escolar, etcétera, y por el contrario, fortalezcamos los factores de protección como son: la información, el amor, la paz y armonía familiar, deporte, cultura, etcétera. Todo ello en aras de fortalecer la autoestima del menor de edad y con ello la capacidad de decir “yo no, yo paso” cuando le ofrezcan una droga.

Finalmente recordemos que el estado no puede, ni debe siquiera intentar, sustituir a mamás y papás en la formación integral de sus hijos. La responsabilidad, solidaria y subsidiaria, del estado es generar las condiciones para que sean los padres quienes formen a sus hijos. Así pues la responsabilidad de fortalecer la capacidad de decir ¡no! es primordialmente de los padres.

Fuente de los Deseos: Ojalá todas las mamás y los papás se informaran sobre las características y efectos de las drogas; se informaran sobre los factores de riesgo y los factores de protección para entonces fortalecer la autoestima y seguridad de sus hijos. Ojalá los distintos niveles de gobierno entiendan que prevenir una adicción es su responsabilidad irrenunciable. Ojalá entiendan que la mejor inversión que pueden hacer en seguridad pública es prevenir las adicciones. ¡¡¡Ojalá!!!

Ciudadano comprometido. @TAMBORRELmx gmotamborrel@gmail.com

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