El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ofreció en plena sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) la propuesta de paz del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para solucionar la guerra de Rusia. Ella aborda la necesidad de establecer un “Comité para el Diálogo y la Paz en Ucrania”.

Pero la propuesta no ofreció detalles básicos, necesarios o al menos suficientes para dilucidar cómo podría funcionar, o en qué tiempos, cómo se abordaría, en qué ubicación, etc., situación que a ojos de la comunidad internacional hace que la propuesta carezca de seriedad. Lo anterior es de suma importancia porque, en efecto, en momentos cruciales se necesitan acciones sin titubeos, pero éstas deben ser claras.

En una parte señaló que en los diálogos deben participar jefes de gobierno y de Estado, entre ellos el primer ministro de India y el Papa Francisco. Vaya, es realmente difícil saber qué diferente puede ser este espacio de diálogo y diplomacia cuando los principales y más poderosos líderes del globo han intentado negociar con Vladimir Putin desde antes de que comenzara la guerra.

Además, dudo mucho que a Putin le importe la presencia del Papa para negociar una tregua o el final mismo de la guerra. El líder de la Iglesia católica es un personaje seguido por muchas personas y podría influir en una gran cantidad de individuos. Sin embargo, su poder de influencia radica en Occidente, donde hay muchos fieles católicos y gobiernos que ya han condenado la guerra, pero no en Rusia.

Ninguno de los dos estados en guerra tiene extensas poblaciones católicas, sino ortodoxas, por lo que sería complicado —por ponerlo suavemente— que el arzobispo de Roma pueda generar un impacto positivo en las sociedades de esos países para moldear la paz. Además, es ampliamente conocida la postura de Putin con la figura del Papa; es decir, basta con recordar que en 2019 el presidente ruso llegó una hora tarde a una reunión agendada en El Vaticano para encontrarse con el líder católico, y en un segundo hecho, hay que recordar que el Kremlin sigue sin responder la propuesta del vicario de Cristo para dialogar en torno a la invasión rusa en Ucrania.

Lo anterior evidencia lo fútil que es la propuesta de López Obrador, por ello resulta incierta su intención real al emitirla. Sabemos que no es un individuo que le interese la política exterior o lo que suceda fuera del país. Él mismo ha aseverado que “la mejor política exterior es la política interior”, evidenciando o al menos dando un mensaje de su interés y atención que pone en un escenario y en otro. Por ello, resulta difícil de creer que el ánimo de la propuesta del mandatario sea en realidad mediar para la paz, sobre todo porque también en un inicio su gobierno se comportó reticente a condenar la agresión rusa y actualmente se sigue mostrando reluctante a establecer sanciones al país invasor.

Ahora, si su intención es adoptar una figura con mayor presencia en el globo y que para eso envió con Ebrard su propuesta de paz al CSNU, era imprescindible haberla esclarecido apropiadamente. Para que un líder pueda adquirir presencia mundial debe ser asertivo y crear confianza, de otra forma, perderá la credibilidad de la comunidad internacional, como ha sucedido dentro del país. Si no se logra plasmar seriedad en una propuesta tan delicada, es mejor dejar el micrófono a otras personas.

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