Seguramente hace unos días te llenaste de júbilo y algarabía al igual que yo al saber que nuestro hermoso Querétaro cuenta ya con 5 pueblos mágicos al recibir al municipio de San Joaquín en la lista con este nombramiento entre: Bernal, Jalpan de Serra, Cadereyta de Montes y Tequisquiapan, y quizá te ha pasado que cuando llevas a tus visitas, lo presumes y surge la pregunta; ¿Y por qué es pueblo mágico? ¿Qué tiene este que no tenga otro? San Joaquín recibió la declaratoria durante la II Feria Nacional de Pueblos Mágicos, junto a 28 destinos que la Secretaría de Turismo Federal distinguió sumando en el país 111 sitios que lo portan. Pero; ¿Qué tienen de especial? “Un Pueblo Mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes y cotidianidad que se traduce como –MAGIA-, significado que emana en cada una de sus manifestaciones socio-culturales, y que simbolizan hoy día una gran oportunidad para el desarrollo del turismo”.

Pero aparte de la riqueza cultural, natural y manifestaciones históricas, cada uno de estos pueblos debe de cumplir con ciertas reglas técnicas; una población base de 20,000 habitantes, ubicarse en una distancia no superior a 200 Km., o el equivalente a 2 horas de distancia vía terrestre, a partir de un destino turístico consolidado, además de contar con infraestructura hotelera y una excelente imagen urbana. ¡Y aquí viene lo bueno! También habrá que comentar la otra cara de la moneda, por un lado vemos todo lo positivo que un sitio puede obtener con esta nominación; el presupuesto, la mejora urbana, capacitación para sus artesanos, hoteleros, restauranteros, mayor promoción de sus atractivos turísticos, entre otros más. Sin embargo poco se comentan las críticas y es que el programa ha generado discrepancias entre partidos políticos, muchos municipios buscan recibir la declaración solo para obtener mayores recursos presupuestales e incluso (principalmente Oaxaca y Chiapas en su momento) lo rechazaron porque lo consideraban un atentado contra el valor patrimonial de los pueblos, así como la pérdida del patrimonio tangible e intangible de estas poblaciones pintorescas al considerar que con este tipo de programas se destruye y desvirtúa la cultura popular al perder su originalidad por cumplir los requisitos y reglamentos, además de argumentar que las comunidades son homogenizadas con parámetros económico-turísticos, que los hacen renunciar a su identidad para uniformarse al gusto y criterio de los burócratas que buscan hacer de las comunidades un "producto comercial".

Debo confesar que en específico al dar mi opinión sobre San Joaquín quizá no seré objetiva y más adelante sabrán por qué. Para mi San Joaquín siempre ha sido mágico y muy independiente a esta designación es una de las poblaciones más hermosas y de mis sitios preferidos, goza de gran riqueza, majestuosos paisajes, cascadas, grutas, una maravillosa zona arqueológica, gastronomía, cultura, tradición e infinidad de festividades, desde luego su concurso nacional de baile huapango huasteco que año con año llena de alergia y color

cada rincón, sin duda, merece este y muchos más reconocimientos. De mi parte todo el agradecimiento de corazón y ese cariño especial que nunca le perderé por ser el primer destino que me recibió con los brazos abiertos para emprender mi sendero en temas turísticos y que hiso sonar ese hermoso huapango en el Museo Nacional de la Ciudad de México para recibir la medalla Ricardo López Méndez “El Vate” a la cultura. Lo demás lo dejo a su consideración… ¡Felicidades San Joaquín y en hora buena!

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