Apesar de que en los últimos años se sumaron más mujeres al mercado laboral mexicano, queda mucho camino por delante para aumentar su nivel de ingreso y permanencia, y la brecha salarial es un gran desafío que hay que resolver.

Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la brecha salarial entre hombres y mujeres es uno de los tres aspectos más importantes de la desigualdad de género, junto con el reparto desigual del trabajo no remunerado y la violencia contra las mujeres; y México ocupa el lugar 33 entre los 37 países de la OCDE con mayor desigualdad salarial.

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), entre abril y junio,  en el país se registraron 810 mil nuevos empleos para mujeres, y con ello la población ocupada de mujeres en México ascendió a 22.9 millones de personas y la de hombres a 34.5 millones.

El Imco ha señalado factores, como la percepción de inseguridad, o la falta de acceso a apoyos para el cuidado infantil y de adultos mayores, que representan obstáculos para impulsar a las mujeres a participar y permanecer en la fuerza laboral.

El 18 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Igualdad Salarial, y es un muy buen argumento para dar visibilidad a esta problemática. Y es que, aunque afortunadamente, cada vez son más las empresas que trabajan por tener una mayor igualdad de género, diversidad y menos brechas salariales, el camino es largo. La Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) destaca que en promedio las mujeres tienen un salario 12.2%  menor que el de los hombres, a pesar de que la brecha salarial disminuyó en los últimos tres años.

Incluso hay algunos ámbitos donde la brecha parece haberse agudizado durante la pandemia del Covid-19, como el sector del IT. El Foro Económico Mundial menciona que hace 3 años para acabar con la diferencia salarial en el sector IT era de 36 años, ahora serán  136 años.

Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe,  73.2% de los trabajadores de la salud en Latinoamérica son mujeres, sin embargo,  llegan a percibir un sueldo de hasta 23.7% menor que el de sus pares hombres con las mismas actividades.

Otro ejemplo nos lo da el estudio Factorial HR STUDY, realizado entre más de 700 profesionales de R.R. H.H. y 4 mil  empresas de 11 países del mundo, donde se identifica una gran brecha en el área de Recursos Humanos. En estos departamentos, los puestos principales los ocupan 80% mujeres y 20% hombres, pero en todas las empresas analizadas los hombres perciben nóminas más altas que las mujeres, y en Latinoamérica la disparidad es mayor.

Esto muestra cómo la mayor presencia de las mujeres en ciertas actividades económicas no garantiza mejores condiciones laborales en comparación con sus pares hombres.

Factores como la maternidad y la distribución desigual de las tareas de cuidado en el hogar, hacen que las mujeres tengan menos posibilidades de obtener trabajos de mayor nivel y de salarios más altos. Aunque también la discriminación de género y la violencia económica juegan en contra de la paridad salarial.

Las organizaciones necesitan  crear programas que ayuden a disminuir esta brecha salarial y se requiere seguir impulsando políticas públicas con perspectiva de género que  aceleren la igualdad de condiciones en todos los sectores de la economía y cargos.

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