La lucha y los esfuerzos por lograr la visibilización de los distintos sectores en los medios de comunicación en México continúa, pese a que han transcurrido cuatro años de la entrada en vigor de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), la cual incluyó un apartado de derechos de las audiencias, y otorgó atribuciones y un mejor panorama jurídico a los medios públicos.

El 13 de agosto de 2014, después de años de exigencias, críticas y discusión legislativa, dimos el salto a nuevas bases jurídico legales en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, lo que implicó abrogar la Ley Federal de Radio y Televisión.

Aun con el optimismo por la inclusión de los “derechos de las audiencias” y el inicio de operaciones del Sistema Público de Radiodifusión (SPR) del Estado Mexicano y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), seguimos sin conseguir la pluralidad de voces y posturas ni el respeto a la no discriminación en los medios, que vienen especificados desde el artículo 1° de la Ley.

Exigir más calidad en los contenidos, más pluralidad y no discriminación son pendientes que tenemos, incluso en los medios públicos, no solo desde el contexto político —por el inicio del nuevo sexenio—, sino desde la academia.

El asunto se aborda en el capítulo titulado “El tratamiento de los medios y su influencia en la visibilidad de minorías, discapacitados y adultos mayores”, parte del libro Escenarios y desafíos de la comunicación y la cultura en el espacio audiovisual iberoamericano, editado por Alexandro Escudero y Diana Elisa González, presentado el jueves 23 de agosto en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Óscar Cardoso, autor del capítulo, lanza implícitamente varias preguntas a manera de desafío: ¿por qué los medios de comunicación llegan a discriminar en sus contenidos?, ¿cómo contrarrestar la invisibilización, voluntaria o involuntaria, de las llamadas minorías en los medios de comunicación? ¿qué falta para fortalecer la televisión pública?

Los medios de comunicación no tendrían por qué ser solamente una caja de resonancia, eco o espejo del poder y de las ideas dominantes del status quo. Menos si hablamos de medios públicos.

Históricamente la discriminación ha estado presente contra las personas a las que no se considera “normales” o “sanas”. Los medios de comunicación no tendrían por qué agudizar o enfatizar formas de exclusión o discriminación, sino favorecer la diversidad, la pluralidad y la riqueza de las sociedades.

¿Qué falta por hacer a favor de los grupos en situación de vulnerabilidad, las minorías y otros sectores que histórica y socialmente han sido excluidos?

Los medios de comunicación públicos tienen desafío trascendente: visibilizar aún más a estos grupos y dimensionar la importancia del asunto público en sus audiencias.

Recupero una cita Cardoso: “La TV pública puede y debe ayudar a sembrar conocimiento y/o orientación sobre diferentes problemáticas, sobre todo, a aquellos que se encuentran en situación de desventaja sociocultural y económica, entendidos en el más amplio sentido de la palabra” (Cardoso en Escudero, 2018, p. 267).

Por unas audiencias “que tengan voz y voto”. Durante una plática con estudiantes de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo, Emmanuel Quezada, de la División de Imagen del SPR, enfatizó que los medios públicos deben buscar y garantizar que las audiencias “tengan voz y voto” en sus contenidos.

Es momento de hacer valer y fortalecer los derechos humanos de las audiencias. Quienes estamos en Radio Universidad y TvUAQ deberíamos siempre tener esto como prioridad, y recordar las palabras más que pertinentes de Quezada.

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