La violencia está muy presente en las actuales campañas electorales. En algunos casos ha sido determinante. Aun cuando no ha llegado la fecha para que los mexicanos acudamos a las urnas, hay candidatos que ya no lo son. A algunos los amenazaron y a otros los mataron. El miedo y los balazos han sacado de la contienda a quienes estorbaban al crimen organizado. Entre los que sí llegan hay seguramente quienes pactaron con delincuentes, porque son cómplices o para salvar la vida. Estarán en la boleta y podrían llegar a cargos cruciales por la vía del voto. Desde ahí tendrán que cumplir con los compromisos que hicieron con criminales. Asusta pensar en lo que nos espera con ese panorama.

Carlos Juárez Cruz, director en México del Instituto para la Economía y la Paz, reconoce que la violencia está en niveles históricamente altos. ¿Está el crimen organizado moviendo sus fichas? Se lo pregunté en entrevista. Respondió con la contundencia de las cifras: “Conforme se acercan las elecciones, crece la violencia contra políticos. Al menos 139 fueron asesinados entre septiembre de 2020 y marzo de 2021. Ahora se agudiza la tendencia. Tenemos una tasa de 27.8 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Es la novena más alta del mundo.”

El año pasado hubo una disminución en algunos delitos. En parte por el confinamiento al que nos obligó la pandemia. Sin embargo, fue ese confinamiento lo que hizo que la violencia se trasladara al interior de los hogares. Las agresiones en contra de las mujeres aumentaron. El mismo Carlos Juárez me compartió datos sobre este fenómeno. Me dijo que “en los últimos 5 años la violencia familiar ha aumentado 63 por ciento y la violencia sexual ha crecido 60 por cien.”

Cuando confluyen la violencia electoral y la que se ejerce en contra de las mujeres, nos topamos con un escenario muy adverso para las candidatas. Nunca habían sido tantas las mujeres que aspiran a un cargo de elección popular. Los misóginos se sienten amenazados y hacen de todo para evitar que sea una mujer quien llegue al espacio de toma de decisiones.

Por primera vez las autoridades electorales están recibiendo denuncias de violencia política con razón de género. No porque antes no ocurrieran este tipo de agresiones, sino porque no existía la figura para reportarlo. Por fortuna, empiezan a tomar cartas en el asunto.

Yensunni Martínez Hernández denunció ante el Instituto Electoral de Quintana Roo la violencia en su contra por parte de Luis Gamero Barranco. Tanto ella como su familia han recibido amenazas del candidato de Morena a la alcaldía deOthón P. Blanco. La regidora, víctima de acoso, viene presentando quejas desde 2019.

Finalmente, Gamero ha sido incluido en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género y su candidatura fue revocada.

Otro caso es el de la regidora Flor Teresa Ávila Núñez, quien dejó de recibir su salario desde 2019. Aunque el Tribunal Electoral del estado de Puebla ordenó que se le pagara, el alcalde no cumplió. La consecuencia fue que ese mismo tribunal retiró de la contienda al morenista Pascual Morales Martínez en Francisco Z. Mena. Es la primera ocasión en que se suspende una candidatura en Puebla por agravios en contra de una mujer.

Estos casos siguen siendo excepcionales, pero son muestra de que la defensa de los derechos políticos de las mujeres empieza a ser una realidad con el respaldo de las autoridades electorales. Vamos por una verdadera paridad de género. Ni la violencia ni nada nos va a detener.

@PaolaRojas

Google News