Hace un par de semanas hablaba con un amigo acerca del valor histórico y comercial de las obras de arte y cómo éste se incrementa; hay diferentes factores que aumentan este valor, uno de ellos son los daños. Curiosamente, cuando las obras sufren algún tipo de ataque con motivo o sin motivo aparente, incrementan el valor de la pieza. Hoy me gustaría contarte acerca de algunos ataques que han dañado y creado controversia en el mundo del arte.

Uno de los ataques más famosos fue contra La Piedad de Miguel Ángel. En 1972 un individuo ingresó a la basílica de San Pedro como cualquier otra persona, pero a diferencia de un visitante promedio, él entró con una intención diferente,  el atacar la escultura con un martillo. En cuestión de minutos la escultura había recibido más de 12 martillazos, ocasionando daños muy graves en el rostro de la virgen y en la mano de la misma, algunas fuentes indican que mientras ocurría el ataque el individuo gritaba una frase que no tenía sentido alguno, ésta presuntamente sería su motivación.

Gracias a la existencia de información, estudios y réplicas de la obra, el proceso de restauración fue excelente, a tal grado que no pareciera que haya sufrido el daño. A raíz del ataque, La Piedad se encuentra protegida por un cristal antibalas, estrategia a la que muchos museos recurren, como el Museo de Louvre.

En la década de los 50, el Louvre tomó la decisión de proteger la Mona Lisa con un cristal blindado, ya que un visitante atacó el cuadro con ácido. Esta decisión sigue rindiendo frutos en la actualidad, hace un mes la noticia de otro ataque hacia la pieza se viralizó en medios de comunicación. Un hombre disfrazado y en silla de ruedas lanzó un pastel a la obra, la respuesta por parte de seguridad fue inmediata, removieron en cuestión de minutos al sujeto de la sala y mientras esto sucedía, el individuo gritaba “Pensar en la tierra”, presuntamente su motivo sería crear consciencia acerca del poco interés que existe ante la problemática climática. El suceso quedó inmortalizado en redes sociales, en un video se ve cómo los guardias de seguridad son los mismos que limpian el pastelazo del vidrio; gracias a la funcionalidad del vidrio y la rápida reacción de los guardias, el evento no pasó a mayores.

Los guardias del Louvre fueron los héroes del último ataque, pero hay algunos que no protegen a las piezas como ellos.

Éste fue el caso de un guardia de seguridad del Centro Yeltsin, en Ekaterimburgo Rusia, en su primer día de trabajo se topó en la sala de exposiciones con la obra titulada Tres figuras de Anna Leporskaya, que fue parte de una exposición temporal; sin embargo, el guardia decidió dibujarle unos ojos a las figuras de la pieza, el trazo no causó un daño irreversible, pero aun así, actualmente la pieza se encuentra en proceso de restauración. Ante esto, el centro decidió proteger con acrílicos protectores —similares a un vidrio— las demás piezas que formaban parte de la exposición temporal.

Me gustaría proponer el arte como un objetivo constante de ataques. A veces, éstos pueden ser un instrumento para denunciar una situación social o política que requiere de una visibilización urgente, pero ¿tú qué opinas, crees que estos ataques cumplen con un motivo o son sin sentido?

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