En el noticiero de Ciro Gómez Leyva, Víctor Gordoa mencionó algo que me llamó mucho la atención: 80% de la gente ya sabe por quién no votaría y eso lo hace por la emoción más importante que tenga, Miedo a lo que pueda pasar o enojo por lo que pasó. Esta razón hace, que José Antonio Meade, candidato del PRI, represente lo que enoja a una buena parte de la población, debido a lo que se han enterado de abusos de poder y corrupción de miembros del tricolor, esto contrarresta la capacidad y experiencia que pueda tener y entonces obtiene muchos negativos que le impide despegar.
Del otro lado, están los que tienen miedo de lo que puede pasar, por los cambios drásticos que lleve a retrocesos, por ese motivo Andrés Manuel López Obrador gana sus negativos con la posibilidad de regresar a los 70, de parecerse a Venezuela y a muchos otros países que tomaron la opción de la izquierda y luego llegó la desilusión, así que una parte de la población no quieren eso.
Finalmente, Ricardo Anaya no acumula alguna de ellas en particular, pero lo han salpicado un poco de cada lado, enojo porque lo han querido meter en asuntos no claros en el uso de fondos y, por el otro, la falta de experiencia para gobernar, pero claramente ninguna de estas características negativas se le asigna como sello, como sucede con sus adversarios.
Una vez sabiendo por quien no van a votar, ahora tendrán que decidir por quién sí votar, lo que será una decisión emocional, basada en la percepción que desarrollen en la campaña y lo que les provoque cada uno de los candidatos. La teoría del voto útil se basa precisamente en esto, ya sé por quien no voy a votar, entonces votaré por otro que haga que no gane al que no quiero. La moneda está en el aire.
La semana pasada se cumplieron 24 años de que Luis Donaldo Colosio dio su discurso en el Monumento a la Revolución, en el aniversario del PRI, aquel famoso mensaje donde marcaba una línea con el sistema que controlaba nuestro país en ese entonces, hablaba de términos nuevos en aquel tiempo, como desigualdad social, reformar el gobierno, del poder que deben tener los ciudadanos, cambiar el sistema, acabar con la impunidad, algo que ahora no es tan extraño, aunque me pregunto si hoy José Antonio Meade se atrevería a dar un discurso así de contundente, criticando lo negativo que el gobierno ha hecho y que ha causado el enojo de mucha de la población.
También se ha visto a un Andrés Manuel López Obrador menos amenazante con el gobierno actual, parece un intercambio de roles, ahora el moderado es el candidato de Morena y el amenazante es Ricardo Anaya, entonces la pregunta es con este cambio de estrategia cambiarán las emociones de ¿quién da miedo? La partida de ajedrez ya empezó y es sólo de dos, uno es AMLO y están peleando con quien jugará la final.
El sábado pasado, Andrés Manuel López Obrador estuvo en nuestra ciudad, en una reunión con empresarios, donde le cuestionaron los aspectos que los inquietan y dio las respuestas que ha venido dando en los diferentes foros que se presentan, básicamente se basa en acabar con la corrupción y de ahí sale la solución a todos los problemas, aunque no entró a detalle del cómo. Lo que preocupa es la amenaza en la reunión de banqueros, que si hay fraude van a soltar al tigre, el problema es que todo es según su definición y en eso sólo su opinión cuenta, lo que representa un gran riesgo para las instituciones, pues únicamente su forma de ver las cosas es la correcta.