Durante el fin de semana pasado, tras haber superado el festín que dejó la jornada futbolera, durante los resúmenes deportivos, una declaración del director técnico del equipo de mis amores me llamó poderosamente la atención. Dijo que ante la adversidad, su equipo había mostrado rebeldía y jerarquía. Se rebelaron ante lo adverso y se levantaron con jerarquía.

Rebeldía y jerarquía, extraña combinación que muestra el espíritu de quien se adueña de esas palabras. Parto de esto para mi siguiente reflexión.

De unos años a la fecha se viene hablando de una crisis del periodismo. Unos auguran que los periódicos desaparecerán. Otros tantos dicen que los medios informativos ya no son necesarios ante el auge de las redes sociales. Gurús digitales se ufanan de ver el futuro en la palma de su mano a través de su pantalla de cristal y no ven a los medios informativos en él.

Sin embargo, desconfío de los profetas que al calor del momento ven Apocalipsis en códigos binarios. Si bien desde el 2008 ante el cambio digital con la web 2.0 se vivió un cambio de paradigma en el modelo económico que hasta entonces había sustentado al periodismo comercial en los regímenes liberales, esto no ha significado cambio alguno en la esencia de lo que significa hacer periodismo, ni cambio en sus reglas básicas de investigar y cuestionar al poder.

Y si bien, aún no se ve una solución, el periodismo vive en el ensayo y error probando nuevas fórmulas para el sostén económico. Y separo lo económico de lo informativo, porque precisamente gracias a las herramientas que nos proporciona internet con sus enormes facilidades para acceder a bases de datos y localizar fuentes, sumadas a las disposiciones legales en materia de transparencia, vivimos una edad dorada para hacer un mejor periodismo que cuestione al poder, aunque éste refunfuñe.

Vaya paradoja, una economía de vacas flacas que pastan a la orilla de un río abundante de información.

¿A quién le conviene decir que el periodismo está en crisis? Al propio poder que no le gusta ser cuestionado, quien hace oídos sordos a los medios críticos. Es cierto que los periódicos en su forma tradicional estén en crisis, que vivimos una metamorfosis, la cual, por cierto, ya en otras épocas ha vivido el periodismo, pero es de destacar que vivimos una época dorada en materia informativa, como lo muestran las grandes investigaciones como la de la Casa Blanca de Peña y Rivera o la Estafa Maestra, por sólo nombrar un par.

El auge que ha tenido el periodismo de investigación en nuestro país es muestra de lo que he mencionado anteriormente, el periodismo que han querido matar, goza de cabal salud. Todo esto, sin olvidar que muchos medios atraviesan por serios ajustes económicos.

Hago esta reflexión porque el 24 de febrero Tribuna de Querétaro, semanario universitario que tengo el honor de dirigir llegó a sus 22 años renovado por la juventud de sus estudiantes que alimentan sus páginas sumada a la experiencia de nuestros columnistas que en sus palabras reflejan la pausa y reflexión para entender nuestro momento histórico.

Llegamos a los 22 años con rebeldía y jerarquía. Rebeldes ante las injusticias y alimentados por el fuego de la juventud y con la jerarquía de un veterano ya curtido por mil batallas. Creemos que así debe ser el periodismo. Gracias por seguirnos estos años y a El Universal Querétaro por permitirme también ser parte de sus páginas editoriales.

Periodista y sociólogo. @viloja

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