Era lunes. Un joven trabajador de la construcción llegó a laborar. Le preguntó a su patrón: ¿Cómo le fue de fin de semana?, ¿cómo está su familia? El patrón le contestó que muy bien, sorprendido del interés del trabajador, que era puntual, dedicado y armónico con sus compañeros cuando había diferencias. Dicho trabajador tiene, junto con su familia, una pequeña “milpa”, donde siembran maíz, frijol y otros cultivos, que comparte generosamente luego de cosecharlos. También tienen algunos animalitos. Le preocupa más dar que recibir. Su escolaridad llega escasamente a la primaria, pero intenta aprender lo más que puede.

Por otro lado, circula una noticia: un joven ha descuartizado a una chica de 19 años. La escolaridad del presunto culpable es de profesional y además ha ganado premios nacionales e internacionales en matemáticas.

¿Cuál de los dos jóvenes anteriores ha tenido una mejor educación? Aparentemente, el segundo de ellos. ¿Cuál de los dos tiene más presente su propia dignidad y la de los demás? Posiblemente, el primero de ellos.

La educación no sólo es escolaridad, no sólo son años de ir a la escuela. Incluso, tampoco es sólo un alto nivel de conocimientos científicos o destrezas manuales.

Termina el mes de agosto de este 2014 y regresaron a clases 466 mil alumnos de educación básica en el estado de Querétaro y más de 26 millones en todo el país. Ya se inició la reforma educativa que, fundamentalmente, modifica los criterios de selección y evaluación de maestros. En su momento, habrán de revisarse programas de estudio y métodos pedagógicos.

El Partido Acción Nacional, en sus Principios de Doctrina, considera que “El fin del proceso educativo es la formación integral de cada persona, para desplegar de la manera más amplia posible sus valores, capacidades, talentos, aptitudes y habilidades. Las políticas públicas en esta materia tienen la más alta prioridad, porque la educación es el medio más eficaz para el constante desarrollo y perfeccionamiento de las personas y de las naciones.”

Respecto al término “integral”, especifica: “La educación integral infunde afecto y proximidad, forma en valores como la libertad, la paz, la vida en sociedad, la responsabilidad, la equidad de género, el respeto al medio ambiente, la solidaridad, la igualdad; expresiones humanas necesarias para construir una sociedad ordenada y generosa.”

Desde 1939, hace 75 años, el PAN reconoce que “La persona humana tiene una eminente dignidad y un destino espiritual y material que cumplir”. Y la educación tiene mucho que ver para que se conozca y se viva la dignidad de la gente. Y todos tenemos la misma dignidad, por el hecho de estar hechos a imagen y semejanza de nuestro creador.

Hoy, en los ambientes educativos vemos alumnos que son víctimas de acoso y violencia por compañeros o incluso de maestros. Pero también vemos alumnos que no le tienen respeto a los maestros, o padres de familia que exigen demasiado de las escuelas o a los gobiernos. Muchas veces buscamos más culpables que maneras de mejorar. Se difunden con facilidad las noticias en las que se denuncian malos comportamientos de personas o funcionarios públicos y se exigen castigos. Se difunden menos las noticias en las que se nos invita a reconocer nuestra dignidad y la de los demás, a perdonar, a buscar la unidad y el trabajo conjunto.

Si queremos que las cosas sean mejores, es necesario hacer esfuerzos individuales, pero también hacer equipo todos, a partir de los principios universales del orden social, a partir de los derechos y la dignidad humanos.

La educación es tarea de todos y empieza en nosotros mismos y en nuestras familias.

Analista político y miembro del PAN

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