Sin duda 2018 ha sido un gran año para López Obrador y no sólo por haber ganado la Presidencia de la República, sino por los elementos que acompañaron su triunfo. Además del gran margen con el que venció a sus rivales, haber conquistado ambas cámaras en el Congreso federal y tener la mayoría de las legislaturas en el país, se le suma otro factor, el acuerdo comercial logrado por Estados Unidos, Canadá y nuestro país, que permitirá al presidente, una vez que tome el poder, ocuparse de los problemas internos y no de los jaloneos y las amenazas comerciales de Donald Trump.

Para los mexicanos la llegada de Trump ha sido una constante pesadilla. La incertidumbre generada afectó la economía y nuestras expectativas de crecimiento. Primero, fue el tipo de cambio que rebasó a pocos días de su victoria los 20 pesos y que, si bien luego recuperó terreno, ha estado constantemente en sube y baja por la más mínima declaración del Presidente de Estados Unidos, principalmente aquellas que tenían que ver con la amenaza de tarifas comerciales y la posibilidad de que se rompieran las negociaciones del TLC y de que los norteamericanos decidieran salirse definitivamente.

Este estira y afloja duró prácticamente hasta el final de la administración de Peña Nieto y junto con una serie de problemas internos en el país hicieron que su último tramo fuera aún más complejo de lo que se preveía a mediados de 2015 cuando empezaba su debacle política.

El triunfo de AMLO permitió que la actual administración concentrara sus baterías en la negociación comercial con Estados Unidos y Canadá, más con el primero que con el segundo; lo cual fue hecho por un equipo experimentado encabezado por Ildefonso Guajardo y respaldado por el canciller, Luis Videgaray, que ha logrado acceder remarcablemente a los círculos de poder de nuestro socio, llegando hasta el salón oval y el oído del difícil mandatario estadounidense. A este grupo de funcionarios se le sumó por parte del grupo de transición del próximo gobierno mexicano Jesús Seade, quien ayudó a destrabar algunos detalles que impedían cerrar la negociación.

La noticia de que Canadá se sumaría finalmente al acuerdo comercial de Norteamérica cerró exitosamente lo que en algún momento se vio amenazado, la continuidad del flujo de mercancías preferentes en este importantísimo bloque comercial.

Por supuesto que Donald Trump seguirá siendo el mismo bulleador, inconsistente en sus posturas y agresivo con México y con cualquier país o líder que ponga en riesgo lo único que parece importarle, su popularidad con el electorado que lo pueda sostener en la Casa Blanca. Sin embargo, con los acuerdos del TLC, ahora conocido como USMCA, se cierra un frente que permitirá al gobierno de López Obrador centrarse en los problemas al interior del país que no son pocos ni menores.

Con la gira de agradecimiento, el presidente electo se ha dado paso a un acercamiento político con los gobernadores. En todas sus visitas por las entidades se ha reunido con los mandatarios locales, que no son de su signo político, en su gran mayoría, y con quienes habrá de trabajar en principio coordinadamente.

Así también el grupo parlamentario de Morena tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados ha empezado a presentar las primeras iniciativas para cumplir con la agenda política del próximo presidente, como la de los sueldos de los funcionarios, pero a la que habrán de seguir muchas otras, empezando por delinear el presupuesto federal y la Ley de Ingresos junto con otras leyes de corte fiscal donde podrían empezar a presentarse cambios en materia fiscal conforme a la visión de la administración entrante.

Por supuesto, el tema de la inseguridad en el país habrá de ser uno a atender de inmediato y prevenir que se siga saliendo de las manos del gobierno, lo que podría afectar su popularidad hacia las elecciones intermedias. Así, los acuerdos del USMCA son una gran noticia para AMLO quien podrá concentrarse ahora en los problemas internos que tiene este país.

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