El fin de semana pasado la nación entera se sorprendió con la asistencia a la marcha a favor de la corrupción, llamada en medios “Marcha en defensa del INE”. En Querétaro la participación fue menor a la movilización anterior y aunque la realidad es que nuestra Plaza de Armas fue testigo de una cumbre más del conservadurismo local, es un hecho que las simpatías por dicho movimiento han disminuido de forma llamativa, esto teniendo como escenario paralelo, un aumento considerable en la aceptación de la figura del Presidente en nuestra entidad, algo que no se había suscitado desde hace varios meses.

Mientras tanto, la Ciudad de México registró una multitud de 90 mil a 100 mil asistentes que al grito del “¡INE no se toca!”, se dieron una cita exprés en la plancha del Zócalo, con una notable ausencia de liderazgos, sin figuras públicas que resaltaran por su posicionamiento político, simple y sencillamente utilizaron dicha jornada para crear contenido para redes sociales y así circular la versión que por lo menos medio millón de ciudadanos y ciudadanas habían tomado las calles para defender al INE, sus sueldos millonarios y una burocracia dorada que ha vivido como parásito del erario, esto sin poder darle garantía al pueblo de contar con una democracia auténtica, ejercicios confiables  y respeto a la decisión de la mayoría.

Si el INE antes IFE, hubiera cumplido su función desde una autonomía genuina, Andrés Manuel llevaría casi 12 años habitando su rancho en el sureste del país, pero desafortunadamente para nosotros, el instituto electoral es un cómplice trascendental para que apenas en 2018 se haya iniciado una transformación de la vida pública de México, donde la democracia se vea reflejada no sólo durante los comicios, sino en la paridad de espacios de representación, consultas populares y diferentes acciones para incitar la participación ciudadana y así dar reversa a la apatía en la que las administraciones anteriores nos sumergieron a través de los diversos fraudes que nos tocó presenciar y que desde el cinismo y omisión, sostuvieron sin empacho alguno.

Hace unos días la oposición hizo algo que la izquierda hemos realizado durante años y en innumerable cantidad de ocasiones, eso sí, los simpatizantes del viejo régimen, pudieron caminar sin miedo alguno de represión, en pocas palabras, el respeto por parte del gobierno federal y la administración capitalina es tal, que por parte de las autoridades correspondientes se otorgaron todas las facilidades para que dicho mitin se pudiera llevar a cabo. Que bueno que los años de intolerancia prianista quedaron muy, muy atrás. La brutal fuerza del Estado ya no es ejercida en contra de quien no coincide con la versión oficial y aunque les cale y les duela, esto es uno de los tantos elementos que nos hacen diferentes.

Espero que la oposición disfrute esta convocatoria, que para nada se compara con las realizadas por el movimiento encabezado por AMLO, no lo demerito, pero créanme, están muy lejos de ser una amenaza al proyecto alternativo de nación. El 18 de marzo nos pueden ver, si es que algo quieren aprender.

Google News