Durante estos días, justo antes de escribir, pensando en otros temas como el calentamiento global y lo tanto que afecta al turismo, las restricciones de viaje con la reapertura de las fronteras terrestres entre nuestro amado México y Estados Unidos, las quejas que podemos interponer ante Profeco si las aerolíneas quieren cobrarnos por nuestro equipaje de mano, entre muchos más, me llegó un mensaje titulado “La vida no es para llevar, es para comer aquí”, y me hizo pensar en ese tema que se estaba escapando de mis manos, pues la mayoría de nosotros hemos perdido a un ser querido durante esta contingencia, ya sea a causa de la pandemia por Covid-19 o por otra circunstancia, y en repetidas ocasiones pasamos los días como si tuviésemos asegurado nuestro mañana.

El texto hace referencia precisamente a un viaje, uno de esos trayectos que hemos tomado en alguna ocasión cuando tenemos vacaciones y contratamos el mejor resort para pasar unos días. Llegas, te registras, te reciben “con bombo y platillo” y te entregan una pulsera “all inclusive” que por supuesto no debes perder, ya que si no, no podrás gozar de todos los beneficios del “paraíso”, el disfrute de las instalaciones, entradas a restaurantes, comidas, bebidas e infinidad de actividades. Cada quien decide. Durante los días que nos encontremos en ese “edén” podremos elegir qué hacer, recorrer aquel increíble lugar arriesgándolo todo, yendo de un lugar para otro sin importar los errores que tengamos, intentando una y otra vez repetir lo mismo hasta conseguir hacerlo a la perfección, como por ejemplo practicar surf, paddle  board, escalada o kayak. Otros deciden quedarse en una hamaca disfrutando de la vista, relajándose, sin hacer absolutamente nada y alguno que otro se encierra en su habitación un buen rato, cosa que jamás he entendido, “por qué permanecer en la nada, si lo tienes todo”.

Y aquí viene lo bueno, esta vida es un corto pero increíble viaje, muchas veces nos pasamos la vida quejándonos, y déjenme decirles que me ha tocado escuchar a algunos connacionales despotricando de México, pues por si no lo saben, la mayoría de los extranjeros aman nuestro país, no por nada es llamado “el cuerno de la abundancia”. México tiene una posición excepcional, es uno de los 10 países megadiversos del mundo, cuenta con un gran número de especies endémicas, es el primer lugar en reptiles, el tercero en mamíferos,  el quinto en variedad de ecosistemas, entre muchas otras espectacularidades. Aquí encontramos todos los productos, amplia variedad y a los mejores precios, no me dejarán mentir, tan sólo en Estados Unidos, con quien tenemos más cercanía, un aguacate cuesta 2.3 dólares, es decir, cerca de 45 pesos,  un par de chiles serranos, dependiendo donde los compres, un dólar con 50 centavos y así sucesivamente, no se diga en algunas zonas de Europa o Asia, en nuestra tierra lo tenemos al alcance y a precios mucho más accesibles, no digo que la vida no sea cara, sólo que la posición geográfica en la que nos encontramos es realmente privilegiada.

Dirán que en esta ocasión me puse demasiado romántica, pero siempre he creído que la vida es un maravilloso e intenso viaje, tal como si cruzáramos los océanos, habrá días de marea alta y otros totalmente en calma, pero lo más importante es ser el mejor capitán de nuestra embarcación. Tú decides, te arriesgas, te acuestas en una hamaca, te encierras, te quejas, o disfrutas y aprovechas al máximo el tiempo que podamos tener este “all inclusive”.

*Periodista y conductora
Premio Nacional de Locución otorgado por la ANLM
Twitter @NatividadSanche

Google News