El lunes por la mañana, Roberto finalmente se encontró con Gerardo.

—“¡Qué mala onda!, te estuve esperando con tu boleto para el concierto y no llegaste, estuvo padrísimo”.

—“Sí, llegué temprano al teatro donde me dijiste, pero me habías comentado que tenías boletos para el concierto de la sinfónica. Estaban ahí unas personas y me dijeron que ahí iba a tocar la filarmónica. Te marqué a tu celular pero lo traías apagado y mejor me fui, nunca encontré dónde era el concierto de la sinfónica”.

Aclaremos de una vez por todas la duda del despistado de Gerardo. Probablemente muchos han escuchado hablar de alguna orquesta “sinfónica” y en diferentes ocasiones de una “filarmónica”, y no tendría nada de raro pensar que se trate de dos agrupaciones musicales diferentes. Sin embargo, la respuesta es clara y contundente, las dos son exactamente lo mismo. Al final, sólo es una manera de llamarlas, pero habiendo resuelto el enigma, quizá lo mejor sea dejar en claro la definición en cada uno de los casos.

Para empezar habría que decir que el tipo de agrupación a la que nos referimos como “orquesta sinfónica” puede ser cualquier grupo de músicos en el que estén incluidas todas las familias de instrumentos: cuerdas, madera, metal y percusiones, con una cantidad numerosa de integrantes, y que quede claro que lo de “numerosa” es algo subjetivo, ya que este tipo de orquestas tiene más de 40 elementos, pero espero que nadie vaya a decir que la columna “Música sin letra” dijo que una orquesta de 39 elementos ya no podía ser sinfónica, porque lo negaré categóricamente.

En cuanto al término “filarmónico” es una palabra que en su origen se refiere a quienes son músicos, pero no se dedican a esa actividad de manera profesional. Es curioso que generalmente cuando se habla de esos casos, se refiere a quienes “se dedican a la música por gusto”, sobre lo cual, recalcaría que a los músicos profesionales nos gusta muchísimo la música. De modo que en teoría, una orquesta filarmónica es un grupo de músicos que no tiene un sueldo fijo, sólo en teoría, ya que actualmente lo normal es que ésta funcione con músicos que reciben un sueldo mensual, como cualquier otra orquesta sinfónica profesional.

Entonces ¿por qué llamarlas a veces de una manera o de otra? Como había comentado, es cuestión simplemente de nombre, y para explicarlo hablaré de un caso que me es demasiado familiar. Una de las orquestas con mayor tiempo de existencia en nuestro país es la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato. Sin embargo en 1986, en la misma ciudad, se fundó otra orquesta por parte de varios estados del país, y como en Guanajuato ya había una orquesta sinfónica, decidieron llamarla Filarmónica del Bajío. Años después, esa orquesta cambia de sede y se convierte en la actual Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro. No puedo evitar comentar que mi madre fue integrante de la Filarmónica del Bajío, un hermano mío pertenece a la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato; siendo joven yo fui becario en esa agrupación y como muchos saben, actualmente soy integrante de la Filarmónica de Querétaro.

Por hablar de otros ejemplos, existe la Filarmónica de Berlín y la Sinfónica de Berlín, la Filarmónica de Israel y la Sinfónica de Israel. La orquesta sinfónica más importante de Holanda, que es una de las mejores del mundo, se llama Orquesta Real del Concertgebouw por el nombre de la sala donde tocan, no se llama ni sinfónica ni filarmónica.

En Xalapa, lo que inició como un pequeño ensamble, ahora es la Orquesta Filarmónica de Xalapa, llamada de ese nombre porque de alguna manera ahí se cumple con la intención de una orquesta filarmónica, pues se convoca a jóvenes estudiantes de música —de muy buen nivel— a que vayan a integrar la orquesta sin que se les pague algún sueldo, van por el puro gusto de hacer buena música, incluso ellos mismos cubren sus gastos, y trabajan bajo la dirección del maestro Eduardo Carlos Juárez; es una orquesta que ya tuvo su primera gira a nivel internacional.

En resumen, de todas las orquestas sinfónicas, algunas se llaman así, a otras se les llama filarmónicas, pero al final, todas hacen buena música.

Mauricio Mayorga Alvarado “El Mosco”, violinista de la OFEQ
mauricio.mayorga.alvarado@gmail.com

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