Francisco Domínguez Servién llega a su cuarto informe de gobierno derrotado en su empeño de construir el eje Zaragoza del Qrobús y apaleado por las encuestas a nivel nacional que muestran un empate técnico entre las preferencias de los queretanos entre su partido, el PAN, y Morena, de cara a la siguiente elección de gobernador. A esto, sumémosle protestas por el mal transporte público en Querétaro y el incremento de la percepción de inseguridad en el estado. Resultado: un gobernador en la calle de la amargura.

Inicia Domínguez el quinto año de su gobierno debilitado, prueba de ello es la marcha atrás en la construcción del eje Zaragoza como parte de la red de Qrobús.

El no haber dialogado con los vecinos generó una fuerte oposición y para evitar que este escándalo opacara su informe, insólitamente dijo que dicho proyecto nunca existió, que no pasaba nada, que no había documento formal y, por tanto, no iba a suceder. Claro, los vecinos no confían y temen que una vez pasado el informe, vuelvan a la carga con el proyecto.

En el otro frente, la marcha y la exigencia de estudiantes de la UAQ, de reglas claras en el subsidio del transporte, sumado a las viejas quejas de un mejor transporte público, también pegaron en la credibilidad del gobernador que precisamente había usado esa bandera durante su campaña electoral y hoy ve cómo se le revierte.

Y de la inseguridad, rebasado por los acontecimientos, donde ya son frecuentes los asesinatos con arma de fuego, la ciudadanía ya no tiene la percepción de vivir en un estado seguro, lo cual fue otra de sus promesas.

Quizás, por ello, la más reciente encuesta de Massive Caller —elaborada el 22 de septiembre— muestra que, de cara a la próxima elección de gobernador en 2021, las preferencias de los encuestados están técnicamente empatadas entre el PAN y, ¡oh sorpresa!, Morena; con un lejano 8.75 aparece el otrora poderoso PRI y finalmente muestra un 19.6 de indecisos.

Y aunque salen encuestas en donde Domínguez es de los mejores gobernadores evaluados, podríamos suponer que esto implicaría un amplio respaldo a su partido, pero esto no se ve reflejado. Claro, falta mucho y las encuestas son solo fotografías del momento y en la antes mencionada no aparece el senador Mauricio Kuri, señalado como delfín del gobernador y, en cambio, sí aparece el excandidato presidencial Ricardo Anaya. Y por el lado de Morena, puntea Gilberto Herrera, némesis declarado de Domínguez. Mucha agua falta por pasar debajo de ese puente, pero nos da unas pistas para interpretar el discurso ambivalente del gobernador durante su informe de este domingo.

Y lo llamo ambivalente porque enviaba mensajes que confrontaban al gobierno federal como el hecho de cuestionar los becarios y preferir los emprendedores (como si ambas cosas se opusieran) y de pedir al Ejecutivo federal que fuera mesurado en discurso y mejor llamar a la concordia a México. Todo esto suena muy bonito, pero es algo que ni él mismo gobernador sabe hacer, recordemos que hace dos semanas llamó reventadores a unos ciudadanos que exigieron una cita con él y se metieron al palacio de la Corregidora. Domínguez crítica la paja en el ojo del presidente, pero no ve la viga en el propio.

Ante la inseguridad, reconoció el problema, pero pidió a los ciudadanos dimensionar. Y el anuncio más grande que responde a su problema político mayor: el anuncio de una tarifa preferencial del transporte público de dos pesos para estudiantes, personas con discapacidad y de la tercera edad. Quien en su discurso criticó el populismo presidencial, anunció una medida precisamente populista para salir de su bache político. Un discurso contradictorio de un gobernador que anda en la calle de la amargura.

Periodista y sociólogo. @viloja

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